Hola
amigos/as de El Terror Tiene Forma, como voy bastante liado con otros temas
y no tengo tiempo de actualizar estas páginas con la asiduidad que me gustaría,
hoy aprovecho para recuperar un artículo mío que salió publicado el año pasado
en el fanzine El Buque Maldito. Este
artículo repasa en su totalidad la saga de Hellraiser,
dejando de lado la última película dirigida por Víctor García (Hellraiser:
Revelations, 2011), a la cual ya le dedicaremos otro día unas líneas. Sin
más preámbulos entremos en el mundo de Pinhead y sus acólitos.
Placer
y dolor van casi siempre de la mano (dicen que el amor es dolor, sin ir más
lejos). En la historia del cine hay muy buenas muestras de esta dicotomía, pero
pocas veces una película de género fantástico ha llevado tan lejos esta
premisa. Hellraiser es brutal, su planteamiento inicial es
intenso, su desarrollo denso y malsano y su final…bueno dejemos su final,
quizás lo más flojo, ingenuo o precipitado de todo el film.
La
adaptación del relato The Hellbound Heart permitió a Clive Barker estrenarse en el
largometraje (antes había dirigido un par de cortos) y poder llevar a la
pantalla uno de sus relatos más sombríos y malsanos. Sin separarse ni un ápice
de su particular universo creativo y de sus constantes fijaciones con el sexo,
el sadomasoquismo, el dolor y las sensaciones más extremas, Barker consiguió crear una obra que
marcó una época y abrió nuevos caminos al cine de terror, gore y fantástico en
general. Por aquellos años el género fantástico estaba plagado de psicópatas
enmascarados, más o menos sobrenaturales, tampoco faltaban a su cita en los
cines, películas de monstruos alienígenas a rebufo de Alien; con semejante
panorama, la película de Barker
irrumpió en medio del panorama como un coche sin frenos, ofreciendo al
espectador una novedosa propuesta, que se desmarcaba de las imitaciones
insulsas y que pretendía crear un universo propio, fascinante y
perverso.
El
visionado de Hellraiser siempre me ha recordado las perturbadoras
visiones filmadas por David Cronenberg
(sobre todo en Videodrome o La Mosca). La obsesión
enfermiza por la carne y sus múltiples, variadas y sexualmente devastadoras
transformaciones, es la hoja de ruta y el nutriente necesario para el
imaginario de Hellraiser, ambas propuestas son películas
contundentes visualmente hablando, pero la película que hoy nos ocupa gana, en
ciertos aspectos, la batalla, pues donde la película de Cronenberg (en especial Videodrome) queda un poco diluida
(debido, principalmente, a todos los problemas que tuvo en el montaje), el
trabajo de Barker, por el contrario,
es pródigo en crear todo un envoltorio para los excesos, dejando para la
posteridad una serie de señas de identidad inconfundibles; iconos como La
caja de Lemarchand (o Configuración de los Lamentos) un extraño puzle
que abre puertas a una dimensión paralela con sus propias leyes / prácticas y
esos seres …ángeles para unos, demonios para otros…, llamados
cenobitas, con Pinhead como líder absoluto, guardianes de la dimensión y
ejecutores de sus leyes, que se han convertido en parte de la imaginería del
moderno cine de terror.
A parte
de esos logros, el film explora sin contemplaciones la dualidad humana y la
facilidad con que los deseos o anhelos de cada uno de nosotros pueden
condicionar nuestra existencia, el paradigma de todo lo anterior lo representan
Julia (Clare Higgins) y Frank (Sean Chapman); Julia, oscila entre la
cómoda y fácil vida con Larry (Andrew
Robinson) y el recuerdo de su infidelidad con el hermano de éste. Al
producirse la resurrección de Frank, ella no duda en convertirse en su aliada y
ayuda al monstruo a regenerar su cuerpo humano, pasando de esposa a asesina,
anhela volver a sentirse viva y objeto de deseo, destruyendo de paso su
acomodada pero aburrida existencia, Frank por su parte está desde el principio
en el otro extremo de la cuerda, es un hombre amoral, físico, sexual, vive el
momento y no duda en anteponer sus deseos a cualquier otra cosa, buscando sin
tregua el límite de los sentidos y de los placeres convirtiéndose, sin saberlo,
en presa fácil para el puzle y su distorsionada línea entre los dos mundos.
Ambos personajes son el eje y motor que mueve todo el film, sin ellos y sin la
preocupación de Barker por
exponerlos tan crudamente, sin tapujos, haciendo que la relación sea enfermiza,
egoísta y tan poderosa, el film hubiera perdido muchos puntos y podría haberse
convertido, fácilmente, en algo bastante más vulgar.
Como en
todas las obras arriesgadas, el estreno de Hellraiser dividió al
público, el que sí vio cumplidas sus expectativas fue el productor, ya que
habiendo invertido 1.000.000$, la recaudación total fue de más de 20.000.000$,
negocio redondo sin ninguna duda. El paso de los años ha convertido la película
en un fenómeno de culto que se ha traducido en una gran cantidad de
merchandising y hasta siete secuelas (algunas estrenadas directamente en DVD),
con diferentes niveles de calidad pero ninguna tan poderosa como la primera parte.
A estas
alturas del artículo habréis adivinado que no voy a explicar la trama, doy por
sentado que la conocéis (si no es así recomiendo encarecidamente su visionado),
a lo que no voy a resistirme es a mencionar algunas cosas del film que, sea por
un motivo u otro, han pasado a la posteridad:
- La
resurrección y posterior regeneración de Frank, espeluznante y nauseabunda. Los
buenos efectos logran que sea convenientemente “realista”.
- La
conversión de Julia en asesina sin escrúpulos y sus espléndidos martillazos a
los inocentes hombres que sólo querían un buen polvo. Clare Higgins está absolutamente brillante dando vida al personaje.
Miedo, miedo de verdad da la señora.
- La
aparición del extraño mendigo en la tienda de animales donde trabaja Kirsty (Ashley Laurence), el banquete de
insectos que se pega es digno de un gourmet del averno.
- Por
supuesto la aparición de los cenobitas, dan un miedo brutal. Pinhead es el
líder, pero su séquito de seres infernales (Chattering, Buterball y Female
Cenobite) no le van a la zaga.
- Toda
la atmósfera malsana y perturbada del film, hasta las escenas más
intrascendentes y normales parecen bañadas de una presencia amenazadora.
-
La maravillosa banda sonora compuesta por Christopher Young, una melodía inquietante que envuelve todo el
metraje con un halo mágico y terrorífico. Una nana para el dolor.
También
me apetece reseñar algunas curiosidades:
- Fue
el debut en el cine de Doug Bradley
(Pinhead) y Ashley Laurence.
- Seis
horas se tardaba en lograr el maquillaje de Pinhead.
- El
film fue censurado (obligando a cortar algunas secuencias) en países como
Francia, Holanda o Inglaterra.
- El
actor Andrew Robinson ya había
demostrado sus dotes para la actuación en la película Harry el Sucio,
donde interpretaba al peligroso psicópata al cual Clint Eastwood tenía que dar
caza.
- El
título de la película durante el rodaje era: Sadomasochists from beyond
the grave.
Para
terminar, comentar que la película ha influido considerablemente en el
posterior devenir del cine fantástico y gore. Hellraiser no ha
envejecido con el paso de los años, más bien, al igual que un buen vino, el
tiempo le ha añadido más cuerpo y presencia.
HELLBOUND: HELLRAISER II (1988)
Como no
podía ser de otra manera la inevitable secuela llego solo un año más tarde,
dirigida por Tony Randel, realizador
que a día de hoy sigue teniendo una carrera bastante anodina, con guion de Peter Atkins a petición expresa del
mismo Clive Barker, con Christopher Young encargándose otra vez
de la BSO y con los mismos interpretes a excepción de Andrew Robinson que se negó a participar en la misma.
Hellbound no se separa demasiado de las coordenadas ya marcadas en la anterior
película; eso sí, el mayor presupuesto condiciona la manera de afrontar la
historia y los elementos que se querían mostrar y explorar, Atkins amplia las fronteras de la serie
añadiendo un nuevo cenobita llamado Channard, nos presenta el infierno en toda
su extensión y a su amo / señor absoluto: Leviathan; con lo cual, al contrario
que su antecesora que transcurría casi íntegramente en un espacio finito, está
expande y desarrolla la historia consiguiendo un tono apocalíptico, casi épico,
que contribuye de manera notoria a consolidar la mitología alrededor de Hellraiser.
La
película se inicia con una breve introducción que nos resume parte de los
acontecimientos de la anterior película. Después de los títulos de crédito se
nos muestran los orígenes del mismísimo Pinhead, para enlazar a continuación
con Kirsty (Ashley Laurence) que a
causa de su encuentro con los cenobitas está ingresada en un hospital psiquiátrico
regentado por el inquietante Dr. Channard (Kenneth
Cranham). El doctor tiene entre sus múltiples pacientes a Tiffany (Imogen Boorman), una chica que por
culpa de un trauma lleva bastante tiempo recluida en su mundo interior sin
pronunciar ni una sola palabra, y que tiene una habilidad sorprendente para
resolver rompecabezas. Gracias a las respuestas de Kirsty acerca de los
acontecimientos ocurridos, Channard consigue el colchón donde murió Julia (Clare Higgins) y gracias a un aterrador
ritual consigue que esta vuelva a la vida, poco después el mismo doctor ofrece
"la configuración de los lamentos" a Tiffany y ella
consigue resolver el puzle. Kirsty se ve envuelta otra vez en un infierno (esta
vez literal) donde intentara salvar el alma de su padre y cerrar para siempre
el inframundo donde habitan los cenobitas y su diabólico amo.
Como ya
he comentado anteriormente el film no se separa de la película original
demasiado, pero apunta detalles interesantes en su desarrollo que son dignos de
mención; vamos por partes, por un lado se nos revela la condición humana de los
cenobitas, este hecho es importante porque da pie a una concepto importante en
la película: la debilidad de los cenobitas reside en recordar o aceptar esa
humanidad. Leviathan, el amo de ese mundo paralelo, no puede consentir que sus
guardianes recuerden o reconozcan esa humanidad, pues eso socavaría el poder
que él mismo les ha otorgado o sea los debilitaría para cumplir sus funciones.
En la película Kirsty consigue que Pinhead (y sus acólitos) recuerden su pasado
lo que finalmente se traduce en la muerte de los mismos a manos de Channard el
nuevo guardián del infierno. También es interesante el dato desvelado de que no
todo el mundo que logra resolver el puzle se convierte en cenobita, el requisito
principal para realizar esta conversión es el deseo, lo cual encaja
perfectamente en el ideario imaginado por Clive
Barker pero que contradice algunos puntos importantes de la primera parte,
lo cual da una idea clara de la expansión y también complejidad de este
particular universo. Por último conviene resaltar el elemento que se erige como
el eje principal del film: la representación del infierno y de su amo
Leviathan; la estructura creada o imaginada para este escenario se arraiga en
la particular concepción de Barker
sobre los pecados y los deseos más enfermizos. El averno imaginado es pues un
laberinto que se aleja conscientemente del imaginado por Dante en La Divina Comedia. Cada recodo, cada vuelta del mismo,
cada sala escenifica la particular tortura pensada para su morador recogiendo
la esencia de su pecado y amplificándolo hasta límites insoportables.
En el
centro mismo del laberinto se erige el amo de todo ese entramado, el ser
llamado Leviathan; definido por Julia en un momento del film como "El
dios de la carne, el hambre y el deseo. Un dios, Leviathan, señor del
laberinto", este ser utiliza la inevitable corrupción intrínseca
en el ser humano para alimentar su ordenado y geométrico universo.
Todos
estos elementos consiguen que Hellbound
sea una gran continuación, el film entretiene pero sobre todo expande el
universo de Hellraiser, buscando nuevos caminos y/o alternativas a las
constantes ya marcadas. La dirección a cargo de Randel es eficiente sin
resaltar en ningún aspecto, los efectos especiales están a la altura aunque,
obviamente, vistos con ojos actuales son un poco pobres, el gore es
suficientemente impactante, el tono amoral / malsano y la atmosfera conseguida
son bastante perturbadores y las interpretaciones de los diferentes actores
rayan a gran altura; en este aspecto me gustaría resaltar a Clare Higgins que logra recrear otra
vez a una Julia absolutamente perversa y desbocada, también Kenneth Cranham consigue una estupenda
recreación de Channard ya que tanto como doctor o cenobita consigue transmitir
un aura de maldad y corrupción absolutamente memorables, por último Doug Bradley vuelve a bordar su papel
de Pinhead.
No hace
falta mencionar que la gran banda sonora creada por Christopher Young alcanza momentos épicos y dramáticos realmente
poderosos, acompañando a la perfección y con gran intensidad los diferentes momentos
dramáticos del film.
Como
curiosidad también hay que mencionar que a pesar de tener un presupuesto
bastante amplio muchas escenas se quedaron en el tintero por falta de dinero;
parece ser que el guión era bastante más complejo y ambicioso que el resultado
que al final se entrego; estos problemas pueden detectarse en el film pues hay
algunos errores de situación, continuidad y montaje que dejan claro que andaban
cortos de presupuesto y tiempo, provocando que el producto final desoriente,
por momentos, al espectador. La película fue recibida por el público con
disparidad de opiniones, sin embargo funcionó bastante bien en taquilla.
En
definitiva, una buena película que asentaba todavía más el poderoso imaginario
creado por Barker y que dejaba con
ganas de más.
HELLRAISER
III: HELL ON EARTH (1992)
Y con
la tercera parte llegaron los líos, o lo que es lo mismo, nadie quedo satisfecho
con esta nueva aproximación. Es obvio que Hellraiser tenía que regenerarse y
buscar nuevos caminos, la reiteración en la línea argumental no era una opción
ya que la formula estaba un tanto desgastada tras dos películas; paralelamente
a este problema la producción abandonaba el Reino Unido y se instalaba en
Estados Unidos, el cambio en la manera de trabajar induce a Peter Atkins (que repite como
guionista) ayudado por Tony Randel a
intentar dar un giro de noventa grados a la historia creando una particular
visión del universo, donde Pinhead cobra un protagonismo a la altura de un
Freddy Krueger o Jason Voorhess al uso, es decir se abandona el carácter
secundario de los cenobitas en favor de una película, digamos, más normal
dentro de los cánones de la industria americana. Por el camino queda
completamente olvidado el rollo malsano, la atmosfera perturbadora y la pulsión
sexual enfermiza, por contra tenemos un espectáculo total donde Pinhead y sus
acólitos son los protagonistas absolutos del cotarro. Antes de entrar más a
saco, una sinopsis nos servirá para ubicarnos en la historia: J.P. Monroe, un rico propietario de un club
nocturno de Nueva York llamado The Roller Boom, adquiere una enorme escultura
en una misteriosa galería de arte regentada por un extraño vagabundo. Joanne
Summerskill es una joven reportera que está buscando la historia de su vida en
la sala de urgencias de un hospital, tras un inicio desastroso, cuando su
cámara ya se ha ido y está a punto de claudicar, ve, incrédula, como ingresa en
el hospital un adolescente que es llevado al quirófano rápidamente. El chico
lleva clavados en su cara y cuerpo unos garfios unidos a unas largas cadenas,
antes de que nadie pueda hacer nada por él las cadenas cobran vida y desgarran
en pedazos al joven. La única pista que tiene Joanne es la novia del chico que
lo ha acompañado al hospital desapareciendo inmediatamente; pronto encuentra su
pista, pista que la conduce al club nocturno de J.P. A partir de ese momento,
la misteriosa escultura, una caja/puzle
y un extraño ser desataran el terror en la ciudad.
Como
podéis ver la sinopsis ya anticipa lo que será la película: un conjunto de
ideas dispersas hilvanadas en torno a una misteriosa escultura (La
Columna de la Aflicción) que, por supuesto, es donde el alma de Pinhead
está atrapada y condenada por Leviathan debido a la humanización sufrida en la
anterior película. Infierno en la Tierra
es una película efectista y divertida pero sumamente intrascendente dirigida
por el siempre discreto Anthony Hickox; como ya he señalado
anteriormente el film no explora nada que no sepamos ya sobre la mitología
intrínseca en Hellraiser; eso sí su tono de videoclip, el tratamiento dado a
Pinhead (parece una superestrella del terror), su ritmo bastante acelerado,
unas buenas dosis de gore, la presentación de nuevos cenobitas (aunque bastante
ridículos e inofensivos) y unas cuantas explosiones en un intento de final
apocalíptico, deparan un espectáculo muy acorde al cine fantástico que se
facturaba en los noventa.
La
película transcurre placida, sin altibajos, casi en piloto automático y el
único truco para poder disfrutarla (yo no lo he conseguido) es olvidarte de
todo y verla como un ente individual, como una película más de monstruos casi
apta para todos los públicos. También es justo destacar que el film tiene
buenas frases y algunas secuencias brillantes, por ejemplo la blasfema parodia
de la crucifixión de Cristo, perpetrada por nuestro cenobita favorito, que
obliga a un sacerdote a realizar una ceremonia de comunión con la propia carne
de Pinhead o la masacre que podemos degustar en el interior del club nocturno;
de todas maneras pocas secuencias impactantes para una película de estas
características. En cuanto a los cenobitas nuevos poco que decir, salen casi al
final y no aportan nada interesante pero es justo mencionarlos, por lo que aquí
tenéis la lista: Cameraman, era el ayudante de la protagonista en sus tareas
televisivas, por supuesto ahora lleva una cámara incrustada en el cráneo pero
no recuerdo que hace con ella, Barbie (interpretado por Peter Atkins) un barman del club
nocturno que dispara fuego por la boca, CD el DJ del susodicho club que como
su nombre indica dispara con mala uva Cd's bastante afilados, J.P.
el dueño del club y Terri una chica adicta al tabaco que por supuesto sigue con su
mortal adicción en su vida cenobítica. Por último reconocer el trabajo de Doug Bradley ya que hace una recreación
salvaje y exuberante de su personaje, sin corsés que lo constriñan actúa con
convicción llevando a Pinhead a un nuevo estatus en el panteón de los monstruos
modernos.
Lo
dicho, una película entretenida que dividió a los fans de la serie y que más
que una evolución en la saga supuso un inesperado lastre en el crecimiento de
la misma.
HELLRAISER
4: BLOODLINE (1996)
Cuatro
años después llega la nueva entrega de la serie de nuevo escrita por Peter Atkins. En este caso, eludiendo
las veleidades del espectáculo grandilocuente pero vacío de la entrega
anterior, Atkins se sumerge con
bastante más acierto en las turbias aguas de la mitología de Hellraiser para
entregar, según la frase publicitaria del film utilizada hasta la extenuación,
"este año el pasado, el presente y el futuro se encontrarán en la
encrucijada del infierno". Esta vez la película indaga sobre
Phillip Lemarchand el juguetero que inició todo el embrollo con la construcción
de la primera caja-puzle llamada, como ya sabréis, "La Configuración de los Lamentos".
Bloodline tuvo muchos problemas de producción, las constantes intromisiones de Dimension (la productora) afectaron
considerablemente el desarrollo argumental y artístico, llegando incluso a
exigir la inclusión de escenas que no estaban ni previstas ni planificadas,
esta tensa situación provoco que Kevin
Yagher (director de la misma) renegara del film firmando su obra con el muy
socorrido pseudónimo de Allan Smithee.
Todos estos problemas lastraron el potente guión original, dando un resultado
final errático que combina partes excelentes con secuencias absolutamente
innecesarias.
La
película se inicia con una introducción (arranca en el año 2127 en una base
espacial) bastante penosa para a continuación dividirse en tres segmentos
claramente diferenciados, unidos entre sí por un nexo en común (Lemarchand y
sus descendientes y la princesa demonio Angelique).
El
primer segmento nos lleva hasta la Francia pre-revolución donde Duc de L'Isle,
un noble, de carácter disoluto, aficionado al ocultismo y la magia negra,
encarga a Phillip Lemarchand (el mejor juguetero de Francia) la construcción de
una caja-puzle con la cual pretende invocar a un demonio. Para llevar a cabo
con éxito el ritual el noble necesita dos elementos: un joven, bella, pura y
huérfana que una vez asesinada contendrá dentro de su cuerpo el alma de una
princesa demonio; en segundo lugar, por supuesto, la cajita de marras. Después
del ritual (convenientemente nauseabundo) se nos presenta al personaje central
alrededor del cual gira toda la película: Angelique. Lemarchand intentara
enmendar su error creando otro puzle que pueda contrarrestar los efectos de la
caja original, sin embargo no logra completar la tarea y paga con su vida ese
intento de rebeldía. Su joven viuda embarazada asegurara la perpetuación de su
linaje.
El
segundo segmento transcurre en el año 1996. Un descendiente del juguetero, John
Merchand, que ha heredado el talento de su antepasado, es un arquitecto de
éxito que ha diseñado un espectacular edificio que no es otra cosa que un
inmenso portal al infierno, es conveniente señalar que el edificio es el mismo
que aparecía al final de la película anterior y es donde la protagonista
escondía, en los cimientos todavía frescos, la Configuración de los Lamentos. Angelique se pone en contacto con
John con el objetivo de seducirlo y manipularlo, para tal menester encuentra la
caja e invoca a Pinhead, este decide secuestrar al hijo del juguetero para
obligarlo a mantener abiertas las puertas del infierno. Angelique no está de
acuerdo con esta manera de proceder e intenta manipular al arquitecto para que
acabe el puzle incompleto que debe parar a los cenobitas y cerrar la puerta al
infierno definitivamente. John fracasa y lo paga con su vida, pero su mujer
consigue expulsar a los cenobitas. Pinhead se lleva consigo a Angelique para
convertirla en una acolito más a las órdenes de Leviathan.
El
último fragmento nos devuelve a la nave Minos, donde el último descendiente del
linaje de jugueteros, Paul Merchant, ha logrado que la nave pueda convertirse
en una gigantesca caja-puzle que esconde en su interior la configuración que
debe atrapar y destruir para siempre a los cenobitas y su mundo.
Bloodline es una película irregular, con diferentes aciertos repartidos a lo
largo del metraje, que añade nuevos elementos a la serie redondeando la
coherencia argumental que hasta el momento había distinguido a la saga; se
podría decir que el primer segmento y buena parte del segundo sustentan la
película pero que al llegar a la tercera parte todo se diluye como un
azucarillo, ya que esta es predecible y apresurada y no luce como debería haber
sido.
La
película se estrenó en cines y fue rechazada casi con unanimidad por crítica y
público, por mi parte, a título personal, elevo una lanza a favor del film, no
es perfecta pero tampoco es el bodrio que mucha gente cree; el film tiene muy
buenos momentos, los cenobitas que aparecen son bastante más espectaculares que
en la anterior película, en especial el Twin Cenobite, creado a partir de
dos hermanos que son fusionados el uno con el otro, y Chatter Beast la mascota
de Pinhead y por último una cosa importante: si se la compara con lo que vino
después la película se convierte por arte de puzle en una maravilla
cinematográfica....
HELLRAISER:
INFERNO (2000) / HELLRAISER: HELLSEEKER (2002) / HELLRAISER: DEADER (2005) /
HELLRAISER: HELLWORLD (2005)
Vaya
por delante que para mí la saga la componen las cuatro películas anteriores,
todas las que vinieron después son viñetas o historietas que poco o nada tienen
que ver con las señas de identidad de la franquicia. Inferno es la primera
película en la que Barker no ejerce
de productor ejecutivo, también desaparece el guionista habitual (Atkins) y Dimension Films (subsidiaria
de Miramax) toma las riendas del invento; no hace falta ser muy perspicaz para
adivinar las intenciones de la productora de los Weinstein: realizar continuaciones relativamente bajas de coste
aprovechando el carisma de Pinhead para atraer público, atrás queda la
originalidad de la propuesta, la pulsión sexual malsana, la atmosfera y la
tensión, por contra ofrecen un producto insustancial bajo en calorías; la excusa
utilizada para este desaguisado fue que la saga necesitaba "sangre"
nueva ya que según ellos la formula estaba caduca y querían empezar desde cero.
Resultado de todo esto: Hellraiser pierde el norte y como
cualquier usuario de la caja-puzle acaba descuartizado en aras del nuevo dios
que rige la saga: los dólares.
La
sinopsis de Inferno nos servirá como introducción: Joseph Thorne (Craig Sheffer) es un detective de la policía algo
especial, sus éxitos en las investigaciones se ven empañados por una conducta
algo amoral y atropellada que incluye las drogas, el alcohol y el sexo pagado
que forman parte de su día a día y están socavando los cimientos de su trabajo
y matrimonio. Después de pasar la noche con una prostituta y de tener una
espantosa pesadilla el detective se encamina a su trabajo. Una vez en él una
misteriosa llamada le avisa de un cruento asesinato ocurrido en un motel. Al
llegar al sitio descubre que la tanto víctima como el lugar del asesinato es la
misma habitación donde había pasado la noche. A partir de ese momento la
investigación se tiñe de horror, ya que unos misteriosos seres van eliminando a
todo aquel que lo intenta ayudar, pronto descubrirá que nada es lo que
parece...
Bueno
quizás lo mejor que se puede decir del film es que es un intento de combinar la
típica película de cine negro, con todos (absolutamente todos) los tópicos
habituales, con una historia de tono sobrenatural con Pinhead de protagonista;
más allá de estas consideraciones Inferno es una película plana y sin
sorpresa, todo gira alrededor de un bucle que juega con lo real y irreal de
manera cansina y reiterativa, esta manera de presentar la historia se
convertiría en la nueva seña de identidad en las películas posteriores, un
dechado de originalidad, sin duda. Respecto a los cenobitas se nos presentan un
par de encantadoras diablesas (bastante excitantes), un asesino sin cara y por
supuesto Pinhead; todos tienen un carácter más bien secundario en el film y si
no estuvieran, pues tampoco pasaría nada, ya que la película, como ya he
comentado, es una ente independiente al concepto de Hellraiser, y de esa
manera hay que verlo e intentar disfrutarlo. La película fue dirigida por Scott Derrickson, tuvo un presupuesto
de 2 millones de dólares, el guión corrió a cargo de Paul Harris Boardman y del mismo director.
Poco
más que decir, pasemos a Hellseeker. Dos años después
Dimension Films decide que las ubres de Hellraiser están listas para soltar
unos cuantos dólares más; dirigida por Rick
Bota, que también dirigiría las dos siguientes, la película no se separa un
ápice de las coordenadas estilísticas de la anterior obra; como elementos
curiosos podemos observar que el argumento está una poco más elaborado, aparece
Ashley Laurence en su tercera
interpretación como Kirsty y se intenta conseguir algo de la atmosfera y
sexualidad malsana que transpiraban las dos primeras entregas. El film tiene
unos 20 minutos iníciales prometedores, pero no tarda en caer en picado pues
(en un intento de crear tensión) el argumento repite constantemente los
quiebros y requiebros de su antecesora, me explico entre tanto "no sé donde estoy, esto no puede ser real"
y "ahh!! ahora sí, esto es real"
el espectador acaba desorientado y aburrido, si a esto le añadimos las caras
aleladas (por no decir otra cosa) del protagonista, las idas y venidas de los
policías (en la mejor tradición poli bueno / poli malo) encargados del caso y
las escenas de sexo que pretenden impactar pero que solo consiguen ser aptas
para todos los públicos, el film no puede si no convertirse en un mero
pasacalles festivo y carnavalesco, donde la esencia de la perversión se
convierte en un juego de niños malos y el dolor se convierte en una disyuntiva
moral plana y ridícula.
Las
siguientes películas llegan en el año 2005 y como ya he comentado también
fueron dirigidas por Rick Bota; Deader
y Hellworld,
con cuatro y cinco millones de dólares de presupuesto respectivamente, no
logran elevar la calidad de la propuesta. La primera fue rodada en Bucarest y
nos presenta la historia de una reportera (especializada en investigar casos
sórdidos y escandalosos), que recibe una grabación de video donde se ve un
asesinato y la posterior resurrección del cadáver gracias a las artes de un
extraño gurú. Extrañada por la historia decide viajar hasta Bucarest y una vez
en la ciudad se ve involucrada en medio de una lucha de poder en busca de la
inmortalidad entre la secta y los seres surgidos de...¿lo adivináis? la
caja-puzle. El film intenta tener una atmosfera de pesadilla hiperrealista,
pero sucumbe a la misma reiteración de secuencias que abusan de lo real /
irreal, con lo cual la propuesta se pierde y se diluye. Doug Bradley vuelve a repetir como Pinhead pero ya se intuye cierto
cansancio / hastío en su interpretación (tampoco es de extrañar). Hellworld
nos presenta un argumento todavía más plano y fácil: cuatro amigos adictos al
videojuego online Hellworld son invitados a la fiesta anual del mismo. Allí son
recibidos por el anfitrión, a partir de ese momento la fiesta se convierte en
una sucesión de acontecimientos sobrenaturales y muertes brutales.
Ni la
presencia de Lance Henriksen logra
salvar la película, el film transita alegremente entre varios géneros pero no
se define en ningún momento, logrando que la misma desorientación de la que
hacen gala los actores se contagie en el espectador, llegando a un punto en el
cual es imposible no desconectar de las imágenes que están agrediendo nuestras
retinas; plana, aburrida, previsible y falta totalmente de mala leche, Hellworld
se convierte, por meritos propios, en la peor película de la serie, y eso es
mucho decir...
No me
gustaría que se me entendiera mal, estas cuatro películas tienen sus puntos
buenos y algunas secuencias a recordar, pero no pueden aguantar las
comparaciones con las películas creadas por Barker y Atkins; la
total ausencia de elementos perturbadores, el alejamiento consciente de las
coordenadas y la mitología intrínsecas en la saga y la rebaja sustancial de la
pulsión sexual y macabra solo pueden conducir a una conclusión obvia: son entes
absolutamente independientes que deben visionarse con distancia y sin
prejuicios, si se quiere disfrutar del espectáculo, claro....
Es
curioso observar como una idea que dinamitó las coordenadas estilísticas y
temáticas del cine de terror en los años ochenta, se convirtió con el paso de
los años en el paradigma de ese tipo de cine; un cine que basa todo su
potencial en dar lo que el público quiere, es decir el monstruo de turno sin
más, despojándolo de todo aquello que pueda ser perturbador o malsano, por lo
tanto quitándole la esencia misma y dejando una cascara vacía sin sustancia que
impresiona poco o nada. En fin, una vez más se demuestra que el talento, la
creatividad y la originalidad se dan de bruces con la industria del
entretenimiento, que solo quiere franquicias (sin importarles nada más) que
llenen sus bolsillos de jugosos dólares. Este es el final, el acercamiento al
mito recientemente rodado por Víctor García obvia la presencia de Doug Bradley
y se aleja sustancialmente de las coordenadas de las anteriores películas, por
ese motivo, como he comentado antes, le dedicaremos un post diferenciado.
Saludos
y hasta pronto.