Hoy toca comentar una de esas rarezas que tienen la virtud de inocular en las venas la afición por el género fantástico, que logran satisfacer y entretener a partes iguales y que, cómo no, se han convertido con el paso del tiempo en auténticas películas de culto. The Monolith Monsters es una película producida por la Universal en el año 1957, fue dirigida por John Sherwood y el guión corrió a cargo del gran Jack Arnold.
Esta producción de corta duración, 78 minutos mal contados, navega libremente, y sin complejos, por los mares de la serie B más ajustada sin alejarse ni un milímetro de otras propuestas más conocidas o reconocidas, que no es lo mismo. Por lo tanto ya podéis imaginar qué vamos a encontrarnos: una brillante amenaza extraterrestre, grupo de valientes que luchan contra ella, diálogos pseudo científicos y/o sin sentido, una bella mujer, y un final acorde con las necesidades del público por esos años; vamos, todo un festín de imaginación y buen hacer artesanal, que brilla con luz propia en la sci-fi de los años cincuenta.
Sinopsis: Un meteorito cae en medio del desierto cerca del pueblo de San Angelo, dejando esparcidos por el lugar una gran cantidad de extraños fragmentos. Un geólogo los encuentra y se lleva uno para analizarlo, a las pocas horas aparece muerto y su cuerpo petrificado. Dave Miller (Grant Williams) decide investigar el intrigante suceso, la oficina de su colega ha quedado destrozada y una gran cantidad de extrañas rocas negras cubren el lugar; poco después otro suceso tiene lugar en las afueras del pueblo, la similitud entre ambos convence a Miller de que las extrañas rocas tienen algo que ver en los desastres. Con la ayuda de su viejo profesor en la universidad inician una serie de experimentos con las piedras, descubriendo rápidamente que crecen brutalmente cuando entran en contacto con el agua. Este hecho coincide con la época de lluvias en esa zona, por lo que la amenaza no es cosa de broma.
Ante semejante premisa argumental solo me queda sacarme el sombrero, desde luego es una invasión extraterrestre con mala uva, pues si llueve malo y si no también, vamos que estamos jodidos; pero vamos a dejarnos de bromitas y analicemos un poco la película. La dirección es correcta aunque no destaca en ningún sentido especialmente, la dirigió Sherwood, pero también la podía haber dirigido Arnold, con lo cual estamos delante de un trabajo efectivo que maneja con pulso firme los resortes de una progresión argumental medida, justa en su representación visual (por poner un ejemplo el inicio del film) y acomodada al corto presupuesto, siendo ésta una virtud diluida en el cine actual, que necesita miles de dólares y tres veces más de tiempo para explicar lo mismo, pero bastante peor. Es por tanto un trabajo atractivo que consigue, con pocos elementos, crear una estructura basada en el suspense gracias a “momentos puente” que condicionan el devenir de la historia, todo ello hilvanado con gracia, sin alardes, enarbolando la modestia y la profesionalidad artesanal, por encima de otras consideraciones.
A nivel interpretativo, a pesar de contar con actores como Grant Williams, recuperando su tamaño natural después de la experiencia de El Increíble Hombre Menguante, el todo terreno Les Tremayne, Trevor Bardette o Phil Harvey, no se consiguen cotas muy altas de registros, parecen un poco desubicados, quizás, poco integrados (o interesados) en el argumento, vamos con el piloto automático puesto.
A nivel interpretativo, a pesar de contar con actores como Grant Williams, recuperando su tamaño natural después de la experiencia de El Increíble Hombre Menguante, el todo terreno Les Tremayne, Trevor Bardette o Phil Harvey, no se consiguen cotas muy altas de registros, parecen un poco desubicados, quizás, poco integrados (o interesados) en el argumento, vamos con el piloto automático puesto.
Pero si en algo resalta The Monolith Monsters es en sus efectos especiales; el trabajo desarrollado por Clifford Stine (This Island Earth, 1955) y Frank Brendel está condicionado por el poco presupuesto, por ese motivo su trabajo pasa de puntillas durante buena parte del metraje, para en su parte final explotar todo el arte del engaño visual; sin duda el trabajo realizado dota al conjunto de un punto de singularidad, propiciado por el carácter de la misma invasión, que no pasa desapercibido para ningún aficionado al género.
Especial mención merece la banda sonora, que utiliza sin reparos momentos de otras películas (recurso habitual en esos años), para crear su particular escenario auditivo, de esta manera Henry Mancini, Herman Stein y Irving Gertz se dan la mano y ofrecen segmentos musicales para el film (sin acreditar, of course).
En definitiva, tenemos un film que gusta y se gusta dentro de unos parámetros muy definidos: inocencia, buenas ideas y poco presupuesto, todo mezclado y condimentado para ofrecer unos pocos minutos de entretenimiento modesto pero muy eficaz. Una recomendación, una tarde / noche con un programa que incluya Tarántula, El Increíble Hombre Menguante y el film que hoy ha ocupado el artículo, no puede sino que deparar un futuro esplendoroso para cualquier persona que se digne a realizarlo, avisados quedáis!!
Podéis ver el tráiler en nuestro canal de Youtube: The Monolith Monsters
Podéis ver el tráiler en nuestro canal de Youtube: The Monolith Monsters
Hasta mañana amigos/as de El Terror Tiene Forma.
Saludos!!
Ficha Técnica |
Año: 1957 / Director: John Sherwood / Productor: Howard Christie / Guión: Jack Arnold, Robert M. Fresco, Norman Jolley / Fotografía: Ellis W, Carter / Música: Henry Mancini, Herman Stein, Irving Gertz / Dirección Artística: Alexander Golitzen, Robert Emmet Smith / Efectos Especiales: Clifford Stine, Frank Bendel / Maquillaje: Bud Wetsmore / País: USA / Duración: 78m. / Formato: 35mm / Proporción: 1.85: 1 / B/N
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Ficha Artística
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Grant
Williams, Lola Albright, Les Tremayne, Trevor Bardette, Phil Harvey,
William Flaherty, Harry Jackson, Richard H. Cutting, Linda Scheley,
Dean Cromer, Steve Darrell. Sin acreditar: Troy Donahue, Paul Frees,
Paul Petersen, Elizabeth Russell, William Schallert.
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