Tercera parte del artículo dedicado al maestro, en este caso toca comentar su última gran película de tema sobrenatural (y final de la Trilogía de la Muerte) y su nueva y salvaje incursión en el giallo sabiamente condimentado con la influencia de los psycho killers típicamente norteamericanos. Entremos sin demoras.
Vagamente inspirada en Lovecraft, Aquella Casa al Lado del Cementerio / Quella villa accanto al cimitero aka House by the cemetery (1981) es otra buena muestra de cómo entendía el cine Fulci, una película con un argumento confuso (en ocasiones absurdo) y una continuidad errática que sin embargo no importan a la hora de visionarla, pues la esencia del film y máxima para el realizador no era crear películas comprensibles y lineales sino adentrarse en las sensaciones y la irrealidad como eje central de la película. Como ya se ha comentado en los anteriores artículos, a Fulci le encantaban las cadencias lentas y progresivas, sucesiones de imágenes a cada cual más cruenta y salvaje para, finalmente, desembocar en finales extraños e incomprensibles.
Teniendo presente lo anteriormente expuesto Aquella casa al lado del cementerio es un film muy correcto y aprovechable, con una ambientación muy parecida a su anterior película (El Más Allá), el realizador vuelve a recrear sus obsesiones favoritas: atmósferas sobrenaturales, personajes misteriosos y extraños, asesinatos brutales y salvajes ataques de animales, todo ello rodado con profusión de primeros y detallados planos.
La trama es la siguiente: debido al suicidio de un colega de profesión (Dr. Petersen) el Dr. Norman Boyle (Paolo Malco) recibe el encargo de trasladarse a un remoto pueblo para retomar las interrumpidas investigaciones. Acompañado de su mujer Lucy (Katherine MacColl) y de su hijo Bob (Giovanni Frezza) parten hacia el lugar, no sin antes haber recibido la advertencia de su propio hijo de que sería conveniente anular el viaje. Una vez en el pueblo, alquilan la misma casa donde se alojaba Petersen, una mansión que había pertenecido antiguamente al Dr. Freudstein (Freud + Frankenstein, vaya tela!!!!!!!), un científico que realizaba extraños experimentos. Una vez instalados comienzan a ocurrir extraños sucesos y una ola de salvajes crímenes se abate sobre ellos.
Como no podía ser de otra manera, el film es bastante gore, el primer asesinato se resuelve con una brutal cuchillada en la parte trasera del cráneo, atravesándolo por completo y apareciendo la punta del cuchillo por la boca de la víctima, el ataque del murciélago no está nada mal, la muerte de la vendedora de fincas es bastante sádica (aun estando cortada, según Fulci por falta de realismo), la decapitación de la baby-sitter es contundente, pero verdaderamente lo que se lleva el premio son la correrías del amigo Freudstein, un ser que necesita células vivas para sobrevivir y que por su interior corretean felices cientos de gusanos, absolutamente delirante.
La película cierra la llamada “Trilogía de la Muerte” y a pesar de no ser tan redonda como Miedo en la ciudad de los muertos vivientes o, sobre todo, El más allá se deja ver con agrado.
El film fue otro éxito de taquilla, pero desgraciadamente también supuso la última gran incursión de Fulci en el género sobrenatural.
Como siempre el trabajo de Giannetto de Rossi con los efectos especiales es soberbio, también merece la pena destacar la música compuesta por Walter Rizatti y la fotografía de Sergio Salvati.
Como curiosidad un par de comentarios: el propio Fulci hace un cameo (sin acreditar) al principio de la película en el papel del Profesor Muller, la frase final “nadie sabrá nunca si los niños son monstruos o los monstruos son niños” adjudicada a Henry James surgió en realidad del propio Fulci.
En el año 1982 Fulci entregó la que sería la película más dura y polémica de toda su carrera; El destripador de Nueva York / Lo squartatore di New York se aleja de los parámetros de lo sobrenatural para adentrarse en el giallo clásico (tiene todos los tópicos) mezclado con el típico psycho killer surgido del cine americano en la década de los ochenta. El film fue criticado por todos los frentes. Políticamente incorrecta, absolutamente misógina y muy sádica esta producción es, todavía a día de hoy, considerada la película más perversa jamás filmada. Para constatar este hecho podemos señalar la descripción que hizo el director de la BBFC (British Board of film Classification –la censura británica, vamos-) sobre el film, transcribo literalmente: “una película obscenamente ofensiva que destila la misoginia más brutal proyectando toda su violencia contra la mujer”. Como es obvio, no voy a defender los postulados que en esta película se enseñan, pero la verdad es que como cine es todo un peliculón y como aquí hablamos de cine, pues eso, a hablar de cine.
El destripador de Nueva York narra de forma sencilla, pero contundente, los asesinatos de un psycho killer que se dedica a torturar, mutilar y asesinar a cualquier bella joven que se cruce en su camino, después de cometer los asesinatos se recrea comentándolos usando la voz del Pato Donald, el teniente de policía Fred Williams (Jack Hedley) ayudado por el Dr. Paul Davids (Paolo Malco) , un reputado psicólogo con tendencias gay, intentarán detenerlo.
El film tiene un buen ritmo priorizando la acción y el impacto visual por encima de la coherencia en el guión y la interpretación de los actores. El destripador es como una vagoneta de montaña rusa sin frenos, Fulci no se corta para nada, explora la violencia y la locura llegando hasta los extremos mismos, los asesinatos y torturas son horripilantes (en especial el de la prostituta amiga del teniente) y el mensaje no puede ser más desolador: si eres mujer, eres guapa y te gusta follar, estas muerta.
La excusa psicológica, revelada al final del film, para todo este delirio de sangre y muerte es cuanto menos tópica: el asesino tiene una hija internada en un hospital por un linfogranuloma que ha provocado la amputación de un brazo y una pierna y está acabando con su vida, cada vez que la niña llama por teléfono a su padre éste asume el rol del pato Donald (muñeco que su hija tiene en la mesilla del hospital), este rol le permite asumir la figura del pato como elemento de venganza y destrucción hacia otras mujeres, mujeres en las cuales su hija nunca se podrá convertir. La figura del pato como catalizador de la violencia es un auto homenaje a la película Angustia de Silencio.
Algunas curiosidades: Fulci hace un Cameo al principio del film, Tarantino admitió a la hija de Fulci haber visto 30 veces la película, al enterarse Fulci recomendó a su hija que se casara con ese hombre inmediatamente, la secuencia de la tortura con gilette de la prostituta amiga del teniente fue cortada porque era demasiado espantosa…, la distribución en DVD en Gran Bretaña no se pudo realizar hasta el año 2007, eso sí con 19 segundos eliminados de la escena de la gilette.
El siguiente film fue Manhattan Baby aka Eye of the evil dead, Possesed (1982), Fulci cansado de la relación profesional con De Angelis se embarcó en esta producción de muy mala gana y el resultado final se resintió considerablemente. La película se inicia en Egipto donde un grupo de arqueólogos liderado por George Hacker (Christopher Connelly) descubre una tumba secreta. Al abrir la tumba Hacker queda ciego y libera un espíritu maligno que posee a su hija Emily Hacker (Laura Lenzi) gracias a un medallón entregado por una misteriosa mujer. Una vez de vuelta en New York, comienzan a ocurrir una serie de extraños asesinatos.
Manhattan Baby es un film muy errático, como si Fulci no supiera o no quisiera darle fuerza e intensidad, si a eso le sumamos la apuesta, que el mismo director y el guionista Dardano Sacchetti hacen, por intentar crear un film de terror “convencional” sin caer en la truculencia del gore, tenemos un resultado mediocre y bastante aburrido. Una película sólo recomendable para completistas del realizador.
El próximo artículo será el último, en el comentare los años más oscuros y el lento declive del realizador. Hasta entonces, felices pesadillas.
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