Los asesinatos cometidos por Jack
the Ripper en el East End a finales del siglo XIX sacudieron a la sociedad
victoriana de la época, y también han inspirado gran cantidad de libros, cómics y
películas, por lo tanto es bastante obvio que cualquier nuevo acercamiento debe
intentar enfocarse desde un nuevo prisma si se pretende no pisar caminos ya
hollados anteriormente; en este sentido Ripper Street, serie producida por la
BBC, puede ponerse como claro ejemplo de extensión argumental, que explota
tópicos sin ningún rubor pero que a la vez dota de un entorno argumental
diferenciador al acabado final, altamente recomendable para cualquier
aficionado.
Ripper Street, una serie altamente disfrutable con Jack el Destripador como eje argumental.
La propuesta es sencilla:la División H comandada por el inspector Edmund Reid (Matthew Macfayden) intenta controlar y mantener el orden en uno de los barrios más conflictivos de Londres: Whitechapel. Ayudado, principalmente, por el Sargento Bennet Drake (Jerome Flyn) y un ex-agente de Pinkerton llamado Horner Jackson (Adam Rothenberg) que realiza las funciones de cirujano y forense, intentarán solucionar los diferentes crímenes y conjuras que se van tejiendo alrededor de ellos.
Como veis el punto de partida es
bastante usual pero este hecho queda rápidamente desactivado, la personalidad
de los tres protagonistas rebosante de claros/oscuros y con pasados bastante
traumáticos o misteriosos, ofrecen un punto de partida espléndido para la serie
que gracias a eso consigue regalar muchos puntos de interés y bastante
profundidad psicológica; paralelamente a las vicisitudes particulares de los
protagonistas, los casos en los que se ven envueltos tocan múltiples resortes y
hacen hincapié en los estigmas que asolaban a ese empobrecido barrio:
pornografía infantil, imitadores de los crímenes del destripador, conjuras
revolucionarias, revueltas del proletariado, mendicidad, alcoholismo,
prostitución y un sin fin de problemas de difícil resolución. Uno de los puntos
más importantes de la serie y el que otorga credibilidad a los diferentes
capítulos, es la inclusión de personajes o acontecimientos verdaderos que
sirven de inicio para las pesquisas de los investigadores, por ejemplo el
Inspector Edmund Reid (1846-1917) existió realmente y fue el encargado de
investigar los dos primeros asesinatos cometidos por el destripador, o el famoso
John Merrick (1862-1890), también conocido como El Hombre Elefante, que se
convierte en el hilo conductor en dos capítulos de la segunda temporada;
también muchas de las situaciones narradas se corresponden con acontecimientos
reales ocurridos en esos años: la problemática irlandesa, la revolución
industrial y sus luchas intestinas, las sociedades secretas que auguraban un
nuevo orden mundial, los primeros destellos de la independencia femenina, el
antisemitismo o la corrupción y poca honestidad de los políticos locales; todos
estos elementos no hacen más que unir las diferentes tramas con un pegamento de
probada consistencia, dando pie a unos guiones efectivos y altamente adictivos.
La atmósfera conseguida en la
serie también viene motivada por la estupenda factura técnica y artística,
tanto el vestuario como la escenografía están muy cuidados, la fotografía es
cruda, muy acorde con los tenebrosos callejones de Withechapel y los diferentes
elementos de atrezzo consiguen transportarnos sin problemas al seno del Londres
Victoriano y a la sordidez que emanaba de los barrios menos favorecidos. Ripper
Street ha sido rodada en Dublín, ciudad que todavía conserva calles con casa
victorianas y este punto da a la serie el acabado final que necesitaba. Respecto a los actores todos ellos rayan a
gran altura creando interpretaciones conseguidas y efectivas.
En fin amigos/as de El Terror
Tiene Forma, series como la que hoy he traído a esta páginas, sirven para
demostrar que el formato televisivo puede ser utilizado de diferentes maneras,
pero que si detrás de la producción hay gente profesional y buenas ideas, los
resultados pueden ser catalogados de excepcionales, cosa que aquí en nuestro
país todavía hay mucha gente que no ha descubierto. Recomiendo sin reservas el
visionado de Ripper Street, a pesar de que tiene algunos tics que pertenecen en
exclusiva al formato televisivo, es por los demás un espectáculo contundente,
efectivo e interesante, creo que no se puede pedir más.