Las manos de Orlac: Pasión, obsesión, locura, muerte…
Sinopsis: El Doctor Gogol (Peter Lorre) es un inquietante cirujano que está obsesionado con Yvonne (Frances Drake), una actriz de un espectáculo tipo Grand Guignol (teatro del pánico), que no quiere, ni puede, corresponder a las atenciones del doctor, pues está casada con el eminente pianista y compositor Stephen Orlac (Colin Clive). Gogol, rechazado, compra una estatua de cera de tamaño natural (que adornaba la entrada al teatro) con la imagen de su amada, y se la lleva a su casa. Después de la función de despedida, Yvonne, se dirige a la estación de trenes para esperar a su marido. Allí se entera de que el tren ha sufrido un descarrilamiento y su marido ha sobrevivido, pero sus manos han resultado destrozadas. Desesperada decide recurrir a Gogol, el cual decide trasplantarle las manos de un asesino recientemente guillotinado, la operación es un éxito, pero rápidamente unos extraños efectos secundarios llevarán a Orlac al borde de la locura.
Opinión:
Pasión,
obsesión, locura, muerte….conforman un coctel que en el llamado terror clásico
(o gótico) era utilizado con muchísima frecuencia. La película que hoy ocupa
nuestro tiempo no es ajena a estos elementos, pero sin duda es una de las más
intensas, radicales y geniales de la época.
Mad Love, conocida por estos lares
como Las manos de Orlac,
es la segunda adaptación cinematográfica de la novela escrita por Maurice
Renard. La primera adaptación data del año 1924, fue dirigida por Robert Wiene y protagonizada por Conrad Veidt, ambos ya habían
coincidido en la fabulosa El
gabinete del Doctor Caligari, una de las cumbres del cine
expresionista alemán.
Karl Freund, fue el encargado de llevar
a la pantalla grande esta adaptación, más conocido por su labor como operador de
cámara, en su haber cuentan títulos como El Golem, Metrópolis
o Drácula, que en su
faceta como director (donde destaca la película que hoy nos ocupa y La Momia), logra crear una obra
que ha pasado a la posteridad por su creatividad y arriesgada puesta en escena.
La película es
brillante, desde los soberbios títulos de crédito iníciales, en los cuales una
mano enguantada rompe el cristal donde están escritos, hasta su impresionante
final. Al contrario que en la versión anterior, donde el argumento se centraba
en Orlac, aquí todo el eje argumental gira en torno a Gogol. Peter Lorre, en su debut en el cine
americano, está enorme; la fragilidad de su personaje, su sufrimiento por no
haber sido amado nunca (en sus propias palabras, “por ser diferente”), los cambios paulatinos que lo conducen
irremediablemente a la perdición, desarrollando su lado más oscuro (sus
conversaciones con la estatua de cera y su propio reflejo en los espejos) que
desembocan en un final apoteósico donde la locura y la maldad se confunden,
culminando
con una de las frases totémicas del film: “…el hombre, cuando ama a una mujer, empieza a matarla…”. Toda
esta complejidad de sentimientos y situaciones ofrecen la posibilidad al actor
para desarrollar una interpretación que roza la genialidad. Por otra parte, el
contrapunto de toda la historia lo ofrece Frances
Drake, por encima de un errático Colin
Clive que parece no encontrar su sitio en la película. Su personaje,
Yvonne, es creíble y adecuadamente melodramático. Representando la dualidad de
la mujer, no duda en solicitar la ayuda de Gogol (aún reconociendo la repulsión
y el miedo que le provoca) para salvar las manos de su marido y su prometedor /
feliz futuro. Como es normal, el doctor retoma sus esperanzas de ser amado (una
esperanza de vida) y, al volver a ser rechazado, se provoca el caldo de cultivo
que desencadena en la ruptura total de la ya, de por sí frágil, psique del
cirujano.
La
dirección de Freund es magistral, encadena plano tras plano (ni sobran ni
faltan, en una muestra total de orfebrería cinematográfica) evitando cualquier
bajada de ritmo en la narración, juega con las alucinaciones de Gogol, crea un
morboso entorno alrededor de toda la historia, remite a las enseñanzas
expresionistas del cine alemán, y se permite algunas secuencias solo al alcance
de contados virtuosos. Curiosamente esta fue la última incursión en la
dirección de Karl Freund, inaudito viendo los resultados conseguidos.
En cuanto al
apartado visual y técnico, el film sobresale notablemente. Rodada en un primoroso
blanco y negro y con claras influencias del, todavía cercano en el tiempo, cine
mudo, estos elementos permitieron al equipo jugar con la iluminación (claros /
oscuros) como metáfora del desmoronamiento de la mente del doctor; las sombras,
superposiciones de imágenes, maquillajes y demás recursos artesanales funcionan
de maravilla dotando al filme de un aire muy perturbador y una consistencia
visual estupenda.
Como
es normal, la película tiene algún que otro fallo, en especial el
intrascendente papel del periodista (Ted
Healy), la sobreactuación May Beatty
en su papel de ama de llaves de Gogol y la sorprendente, por poco intensa,
interpretación de Colin Clive. Sin
embargo estos errores no ensombrecen para nada el resultado final, siendo este
de notable muy alto.
Mad Love es uno de lo más claros
exponentes de que en los años treinta, existía cine más allá de la Universal.
El film fue infravalorado en su momento, por suerte los años pasan, los
gustos y los aficionados cambian y lo que tiene calidad, al final, perdura en
el tiempo. Un clásico indiscutible que recomiendo a todo el mundo.
Un
saludo y buen lunes.
Ficha Técnica
Título: MAD
LOVE (1935 / USA / 68' / Blanco y Negro)
Otros Títulos: Las
manos de Orlac (España, Mexico), Dr. Gogol-O Médico Louco (Brasil), Amore Folle
(Italia),
Director:
Karl Freund
Guión: Maurice
Renard (autor de la novela), Florence Crewe-Jones (adaptación), Guy Endore
(adaptación), P.J. Wolfson, John L. Balderston
Productor: John W. Considine
Jr.
Fotografía: Chester
A. Lyons, Gregg Toland
Música:
Dimitri Tiomkin
Edición: Hugh
Wynn
Segunda Unidad / Asistente del director: Dolph Zimmer
Departamento de Arte: William A. Horning,
Edwin B. Willis
Maquillaje: Norbert
A. Myles
Ficha Artística
Peter
Lorre, Colin Clive, Frances Drake, Ted Healy, Sara Haden, Edward Brophy, Henry Kolker, Keye Luke, May
Beatty. Sin acreditar: Sam Ash, Hooper Atchley, Agostino Borgato,
Maurice Brierre, Mike Cantwell, Julie Carter, Harvey Clark, Cora Sue Collins,
Nell Craig, Frank Darien, Kay English, Alphonse Ethier, Christian J. Frank,
Billy Gilbert, Robert Graves.