"una película a recuperar que, estoy seguro, a más de un aficionado le dejara en el paladar la sensación de que actualmente rara vez las películas de género logran alcanzar las cotas de tensión y terror aquí acumuladas"
La definición de película de culto va muchas veces unida a producciones que o bien son refritos (influencias más o menos obvias) de otras películas unidos y salpimentados al gusto del director de turno o bien son films en los cuales la propuesta argumental o visual era tan arriesgada que solo años después el gran público sabe apreciarla. Trampa para turistas se mueve justamente en medio de esas dos aseveraciones, por un lado es un compendio de situaciones o influencias notable y nada disimulado, de esta manera partiendo de las premisas básicas del American Gothic, desarrolla una historia que combina toques de slasher, poderes telequinéticos, algo de giallo y bastantes secuencias delirantes y alucinadas que confieren al producto un aire enfermizo y malsano. Por lo tanto los ecos de La matanza de Texas, Deranged o Carrie son perfectamente detectables e incluso asumibles dentro de la historia presentada. Por otro lado, da la impresión de que su director trata, por todos los medios posibles, de dotar al film de una personalidad propia, amparándose en un gusto visual extravagante y bizarro, logra en buena parte del metraje, buenas dosis de inquietud y tensión, no siempre coherentes ni bien hilvanadas, pero que apartan al film de productos contemporáneos, con una propuesta más lineal y sencilla. Por lo tanto tenemos delante de nuestros ojos, una propuesta argumental creada a partir de referentes conocidos por el aficionado, sazonada con un aspecto visual arriesgado y personal, que, paradójicamente, suma tanto como resta al resultado final. Con lo anteriormente expuesto, no es de extrañar que el film sucumbiera a la oleada de películas, más o menos parecidas pero más pobres visualmente hablando, que asolaban los videoclubs por esos años, quedando relegada a un “culto”, algo engañoso, apreciado solo entre determinados sectores de aficionados, digamos, más curiosos o completistas.
Trampa para turistas cuenta la historia de un grupo de jóvenes (dos chicos, tres chicas) que están de vacaciones. Como es normal, se internan en un apartado y aislado paraje, donde un lugareño, un tanto peculiar, les invita a visitar su casa / museo ya que el coche donde viajaban se ha estropeado súbita y misteriosamente. A partir de ese momento, extraños acontecimientos pondrán a prueba la cordura y la capacidad para sobrevivir del grupo, pues un extraño ser parece empeñado en eliminarlos poco a poco.
La película fue dirigida por David Schmoeller, en la que fue su primera incursión en el largometraje, consiguiendo un producto que puede alardear de un ritmo bastante alto y que suma, no pocos puntos, en el tratamiento dado a la normalita historia con la que tiene que lidiar. Como habéis podido comprobar el eje argumental primario es liso, normal y bastante facilón: psicópata en un entorno rural agreste y con víctimas al alcance de la mano, pero partiendo de este punto e introduciendo una serie de elementos sobrenaturales, una atmósfera claustrofóbica que crea un entorno muy creíble de pesadilla y una intensa aura malsana e irreal, el director consigue que una peli de asesino enmascarado, se convierta en algo más perturbador y enfermizo.
No deja de ser curiosa la utilización de la ambientación y la gran idea de los maniquíes que abarrotan todos los rincones de la casa, estos elementos tienen una paternidad clara: Robert A. Burns (1944-2004). Este hombre, al mando del departamento artístico, se encargó de la creación y concepción visual final del film, un trabajo meticuloso que realzaba las ideas sugeridas en el guión y las elevaba a cotas más abstractas a la par que malsanas. Este gusto por lo macabro y bizarro era una marca de fabrica de Robert, que ya lo había ideado para la seminal La Matanza de Texas (1974), lo había perfeccionado en Las colinas tienen ojos (1977), y le sirvió para acuñar una carrera en la que no faltaron películas tan famosas como Aullidos (1981) o Re-animator (1985). Está claro que Trampa para turistas no sería tan potente, visualmente hablando, sin el trabajo de este artesano tan peculiar y efectivo.
No sería justo dejar de destacar el gran trabajo de Chuck Connors, este actor de larga carrera dentro del western y con algunas incursiones dentro del género que más nos gusta, ofrece un recital completo y un cuadro perfectamente construido de una mente enferma y descompuesta, una bipolaridad esquizofrénica que conduce con soltura todo el metraje enlazando todas las secuencias y logrando momentos verdaderamente escalofriantes y lo mejor, haciendo creíble una historia absolutamente increíble. Un trabajo de altura que merece un mayor reconocimiento a título póstumo. La presencia en el reparto de la bellísima Tanya Roberts es de agradecer, no por su interpretación sino por otros, carnales, motivos siendo conveniente recordar que un año después sería una de los ángeles de Charlie. El resto de los actores simplemente cumple con su función, siendo absolutamente benigno en el comentario, pero sin esconder las a menudo carencias interpretativas de algunos de ellos.
La música corrió a cargo de Pino Donaggio que por aquel entonces ya tenía en su haber bandas sonoras tan efectivas como las compuestas para Amenaza en la sombra (1973), Un susurro en la oscuridad y Carrie (ambas del año 1976) o Piraña (1978). La música compuesta es muy habitual dentro de las producciones de esos años, una melodía simple, efectiva y con algunos momentos atmosféricos y bastante tensos. No es de lo mejor de este compositor pero no desluce para nada dentro del film que nos ocupa.
Como es habitual en este tipo de películas el resultado global no es redondo ni mucho menos. La película avanza a trompicones, falta una continuidad más acusada en el guión y la coherencia narrativa brilla en, muchos momentos, por su ausencia, de todas maneras el film resulta atractivo en sus líneas generales, siendo una buena muestra del cine surgido a rebufo de La matanza de Texas, que transita tranquilo por la aguas del cine de culto y que deja para la posteridad algunos momentos verdaderamente logrados en cuanto a atmósfera y mal rollo.
En definitiva una película a recuperar que, estoy seguro, a más de un aficionado le dejara en el paladar la sensación de que actualmente rara vez las películas de género logran alcanzar las cotas de tensión aquí acumuladas. Cine desprejuiciado con un buen acabado visual y una efectiva muestra del terror que se producía en los setentas y ochentas. Se me olvidaba, el final es muy tópico pero no por eso deja de ser efectivo.
Hasta otra amigos/as de El Terror Tiene Forma.
Ficha Técnica
|
Año: 1979 / Director: David Schmoeller / Productor: Charles Band, Leonard Baker, J. Larry Carroll / Guión: David Schmoeller, J. Larry Carroll / Fotografía: Nicholas Josef von Sternberg / Música: Pino Donnaggio / Dirección Artística: Robert A. Burns / Maquillaje: Ve Neill, Robert A. Burns, Ken Horn, Dave Ayres / FX: Richard O. Helmer / País: USA / Duración: 90m. / Formato: 35mm / Proporción: 1.85: 1 / Color
|
Ficha Artística
|
Chuck Connors, Jocelyn Jones, Tanya Roberts, Jon Van Ness, Robin Sherwood, Keith McDermott, Dawn Jeffory, Shailar Coby, Victoria Richart, Millie Dill, Albert Band
|