Por
fin he podido visionar la muy ensalzada y publicitada Oculus de Mike Flanagan,
por de pronto la película presenta algunos signos refrescantes tanto en la
dirección como en el montaje, tiene un estilo visual inteligente y pretende presentar
cátedra para que su director sea considerado un referente en un futuro próximo.
Pero, por lo menos para mí, no es oro todo lo que reluce; de primeras se me
ocurre mencionar la historia que nos cuentan, siendo ésta bastante predecible se desprende que el libreto
inicial debe hacer no pocas aguas, la corrección lógica para esta carencia es dar
a la película un aire extraño y onírico, jugando sin enrojecer con la dicotomía
real / irreal, para intentar crear un velo de una atmósfera terrorífica que
ofrezca al director la posibilidad de pasar de puntillas por las carencias más
evidentes de la obra; también se usa con profusión el pasado y el presente,
mezclándolo con fruición y dando un peso importante a ambas partes en las
situaciones presentadas en el film, este recurso se me antoja perfecto para
camuflar la poca intensidad y la incoherencia de buena parte de la película.
Estas dos pautas son por su constante reiteración en el metraje las culpables
de que el ritmo se resienta continuamente, lastrando los buenos momentos de
tensión y transformándolos en perfectamente predecibles e incluso irrisorios, pues
hay escenas que lograron que esbozara alguna sonrisa e incluso que se me
escapara alguna risa.
Si
estamos hablando de una película de terror, lo mínimo que puede haber es terror,
digo yo, por lo que Oculus promete más
de lo que da: terror- cero, tensión- mínima y atmósfera poco acertada. Con lo
cual se me antoja una producción más cercana a Insidious o al Expediente Warren
(The Conjuring) de las narices, curiosamente ambas de James Wan, director que los seguidores de estas páginas ya saben que
no es santo de mi devoción, antes que a propuestas más añejas donde con pocos
medios se lograban resultados más eficaces y certeros. El tema sobrenatural con
fantasmitas cabreados por en medio está ya muy sobado y la mezcla de estilos y
efectos más vista que el tebeo, por lo que se hace imprescindible buscar
caminos no tan manidos para este, no obstante, género tan atractivo.
Respecto
a las actuaciones, poco que destacar, todas ellas bastante lineales y
ligeramente convincentes, siendo la pareja de niños los que mejor resuelven las
situaciones presentadas. Respecto a los adultos resalta la presencia de Karen Gillan, pelirroja natural que
había demostrado sus dotes en la veterana serie de la BBC Doctor Who, pero que aquí se muestra bastante despistada y poco
convincente.
En
definitiva, Oculus tiene buenas
intenciones, su director sabe dónde y cómo poner una cámara, pero naufraga en
llevar el timón de la embarcación, consiguiendo una película de constantes
altibajos, donde desgraciadamente pesan más los errores que los aciertos; habrá
que estar atentos a Mike Flanagan
pues apunta maneras, pero tiene que buscar más efectividad y menos quiebros y
requiebros argumentales.
Bueno
amigos/as de El Terror Tiene Forma, hoy es sábado y en pocas horas sabremos
los premiados en el Festival de Sitges, veremos qué sorpresas nos depara este
año. Por el momento buen fin de semana, sed buenos!!