Little Deaths recupera, en cierta forma, el espíritu (que no las formas) de las películas que nos mostraban diferentes historias, unidas entre sí a través de una idea que conformaba el núcleo central del argumento. En este caso son tres las historias presentadas (alrededor de treinta minutos cada una) y todas ellas giran en torno a la sangre, el sexo malsano y la muerte; como es normal en estos casos, el resultado final es discontinuo, pues depende del talento de cada uno de los directores y, sobretodo, del acierto en plasmar en imágenes su particular punto de vista sobre el tema. Esta forma de trabajar no es nueva, por supuesto tampoco original, sin embargo este tipo de propuestas, tienen un encanto especial para los aficionados al terror y al fantástico. Tres son los realizadores involucrados en el film, los tres ingleses y considerados, cada uno a su manera, firmes promesas de futuro; todos ellos plantean un concepto de cine innovador y en muchos casos transgresor, que, como es habitual, gusta y disgusta a partes iguales, creando la, siempre bienvenida, controversia que les permite poseer un aura de culto, muchas veces sobre dimensionada.
Vamos a lo que interesa, las tres historias:
House and Home, escrito y dirigido por Sean Hogan es el segmento, digamos, más “convencional” de la película. Recordando el espíritu de las producciones de Amicus o de la entrañable Creepshow, se nos presenta un argumento recurrente dentro del fantástico: una pareja de rango acomodado, sumida en el aburrimiento y la rutina diaria, busca placeres y perversiones fuera de las fronteras de su relación, que aviven el mustio fuego de sus vidas. Para lograr los pequeños momentos de excitación, utilizan su estatus económico y el señuelo de una organización ficticia que pretende ayudar a los sin hogar. Su última víctima es una joven mendiga que acepta, no sin reparos, la hospitalidad de la pareja. Lo que ignoran es que la chica no es lo que parece.
Os suena el argumento ¿verdad?, la idea del cazador cazado no es nueva, por lo tanto el realizador debía intentar darle un giro más, como mínimo, perverso a la historia, pero el resultado queda bastante corto; todo el segmento es un compendio de situaciones ya vistas y conocidas, llegando a un final previsible, algo ridículo y falto de fuerza. No obstante, para los aficionados más veteranos, el visionado no deja de traer recuerdos entrañables, pues la previsibilidad de la historia, no es obstáculo para no disfrutarla como lo que es: una historia de terror que pone su punto de mira, en otro concepto, ya lejano, del género fantástico, que no es otro que la ingenuidad del planteamiento y la moraleja final.
Una lástima pues House and Home es la tarjeta de presentación del film, siendo una tarjeta que más que animar lo que consigue es provocar una sensación incómoda, de pequeña decepción.
Mutant Tools es el segundo segmento del film; dirigido por Andrew Parkinson, en él se nos presenta la historia de Jen, una mujer que está intentando escapar de su pasado (prostituta) y de sus diversas adicciones. Por mediación de su amante, un camello de baja estofa metido en negocios bastante turbios, conoce al Dr. Reece. Éste le propone una terapia que conlleva un tratamiento bastante peligroso, pues está basado en una droga creada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
En esta historia se mezclan, en un sin sentido total, diferentes ideas tan dispares entre sí como: el tráfico de órganos, la experimentación con seres humanos, las drogas y…los nazis, en realidad todos estos elementos son un buen caldo de cultivo para un guión desfasado y brillantemente loco, pero amigos, otra vez la decepción nos lleva a un callejón sin salida. Son treinta minutos confusos, tediosos y lo que es peor, por momentos, petulantes, dando la impresión de ser un ejercicio de estilo vacío e intrascendente, no apto para todos los públicos.
Creo que el formato minimalista de la historia es su principal enemigo, treinta minutos no son suficientes para desarrollar un argumento de estas características, todo queda demasiado comprimido, todo es expuesto con rapidez y economía de medios, pero eso provoca demasiados cabos sueltos que no facilitan para nada el visionado de la obra. Por cierto, de terror ni una gota, que quede claro, pero sí es cierto que algún momento tenso tiene.
Bitch es la historia que pone punto final al film. Su director y guionista Simon Rumley, es el responsable de obras tan perturbadoras, crudas y arriesgadas como Entre vivos y muertos (The living and the dead, 2006) o Red White and blue (2010). Su trabajo no deja indiferente y como consecuencia de esta afirmación, tiene tantos seguidores como detractores. La historia que nos presenta Rumley es un drama con venganza final, no es un segmento de terror, pero sí toca temas, actitudes y decisiones escabrosas que ponen en tela de juicio muchos valores, por consiguiente a más de uno/a le pondrá los pelos de punta. La historia en sí narra la relación amorosa entre dos jóvenes, ella tiene una personalidad cambiante que gusta de regalar juegos humillantes y pizcas de sadismo a su compañero; él está completamente enamorado y se presta gustoso a los diferentes juegos, por humillantes que sean. Un buen día ella traspasa, sin darle excesiva importancia, la línea que marca el límite del joven. A partir de ese momento él urdirá una terrible venganza.
Como podéis ver, la historia simplemente narra una relación entre dos personas, que bascula entre el sadismo y el masoquismo, entre la entrega total (cuerpo y alma) y el reconocimiento de los propios límites, entre el dar y el tomar sin medida ni contención, en definitiva, explora esa delgada línea que hay entre el amor y el odio, donde los sentimientos (llegados al punto de ruptura) se tornan fríos, distantes y la mente se entretiene en imaginar diferentes venganzas, a cada cual más brutal.
Sin lugar a dudas esta historia es la más potente de las tres que conforman el film, Rumley crea y muestra con complacencia y talento, treinta minutos realmente malsanos y perturbadores, ensucia deliberadamente nuestras mentes, logrando que entremos en su propuesta y nos sintamos identificados con lo expuesto en ella. Como botón de muestra toda la parte final del corto, donde sin casi ningún diálogo, con una canción de fondo que encaja a la perfección, vemos cómo el protagonista va dando forma a su particular venganza y a la conclusión de la misma; un montaje realmente talentoso que adquiere, por momentos, visos de una auténtica pesadilla realmente impactante.
Para los que habéis tenido la paciencia de leer hasta aquí, sólo me queda por deciros que, a pesar, de que la película es francamente desigual y bastante previsible, creo que es un buen ejercicio cinematográfico, fallido, por lo menos para mi gusto, pero que muestra tres historias, tres texturas, tres visiones, tres conceptos, que vistos globalmente justifican plenamente el visionado de la obra. Como siempre digo, cada uno siente a su manera, por lo tanto, lo más sensato, es ver las cosas y sacar cada uno sus propias conclusiones, que para eso es el cine, o eso espero…
Podéis ver el tráiler en nuestro canal de youtube siguiendo el link:
https://youtu.be/DsSfcX0k5dE
Podéis ver el tráiler en nuestro canal de youtube siguiendo el link:
https://youtu.be/DsSfcX0k5dE
Saludos amigos/as de El Terror Tiene Forma, por hoy ya es suficiente.
Ficha Técnica
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Año: 2011 / Director: Sean Hogan, Andrew Parkinson, Simon Rumley / Productor: Samantha Wright, Doug Abbott, Ivan Francis Clements, Pierre David, Mike Hewitt, Kirsten McFie, Jay Slater, Travis Stevens / Guión: Sean Hogan, Andrew Parkinson, Simon Rumley / Fotografía: Milton Kam / Música: Richard Chester / Diseño de Producción: Kajsa Soderlund / Maquillaje: My Alehammar, Hannah Edwards, Cate Hall, Heather McMullen / FX: Dan Martin / País: UK / Duración: 90m. / Color
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Ficha Artística
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Scott Ainslie, James Anniballi, Mike Anfield, Kate Braithwaite, Tommy Carey, Daniel Brocklebank, Errol Clarke, Christopher Fairbank, Luke de Lacey, Brendan Gregory, Oliver Guy-Watkins, Amy Joyce Hastings, Siubhan Harrison, Phoenix James, Jodie Jameson, Tom Sawyer, Holly Lucas, Steel Wallis, James Oliver Wheatley, Samantha Wright, Liis Mikk.
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