Con esta situación rondando por mi cabeza, he tenido serias dudas en si realmente era necesario detenerme en ella y dedicarle unas líneas en El Terror Tiene Forma, pero las cosas a menudo son más simples de lo que parecen, y la verdad que motiva este post es que La máscara del demonio es una de la mejores obras del Cine de Terror Gótico Italiano, por lo que la inclusión en estas páginas era obligada.
Acabadas las justificaciones vamos a lo que interesa; recién salido del rodaje de Caltiki, Il mostro inmortale (1959) de Riccardo Freda, donde Bava había completado el metraje del film sin ser acreditado, éste se embarca en una adaptación del cuento corto del escritor ucraniano Nikolai Gogol (1809-1852) titulado The Viy (también conocido como El Viyi), un relato de terror surgido del folklore de Ucrania, publicado (como parte de una recopilación) en el año 1835. Como es habitual, la traslación cinematográfica poco tiene que ver con la obra original; la adaptación, que cuenta con cuatro guionistas si contamos la labor no acreditada del mismo Bava, coge la esencia misma de la leyenda para crear un cuento gótico, donde asistimos a la venganza de una bruja acusada de brujería por su propio hermano. Antes de que se cumpla la brutal sentencia de muerte, Asa maldice a los jueces jurando vengarse. Dos siglos después la amenaza toma cuerpo.
Desde el mismo principio del film, Bava se encarga de poner las cosas en su sitio, utilizando unos recursos muy bien definidos, dibuja con la atmósfera, el ritmo y la acumulación de secuencias mórbidas o inquietantes las líneas maestras por donde quiere que la película se desarrolle; en ese sentido es excepcional el trabajo realizado, su soberbia fotografía en blanco y negro (muy difícil superar ese fabuloso contraste conseguido entre la luz y la oscuridad), al barroquismo de los decorados interiores ,claramente inspirados en el expresionismo y en las producciones dela Universal , se une la expresiva oscuridad de las localizaciones exteriores para abrigar la latente pulsión, decadente y malsana, de la caída en desgracia de una familia. El ritmo y el increíble dominio del tempo narrativo logran que, en unos escasos 87 minutos, se narre una tupida y oscura historia de venganza y muerte, la sorprendente facilidad para hilvanar la dualidad del personaje principal, donde el bien y el mal se confunden y entremezclan en una difusa línea de superstición y decadencia, el tono salvaje y nada disimulado de sus escenas más crueles, o, para finalizar, el uso de una ambientación neblinosa que canta a la tristeza implícita en la historia y que se ve potenciada por el uso de diferentes sonidos perturbadores e inquietantes. Todos estos elementos son usados con una efectividad pasmosa, Mario Bava deja de esta manera sentadas las bases de su trabajo posterior, dando una nueva vida a recursos ya utilizados anteriormente y buscando, y encontrando, su propia identidad como creador, en resumen reinventando el lenguaje cinematográfico y dando el pistoletazo de salida al gótico con denominación de origen en Italia.
Si la sorprendente técnica y manifiesta habilidad narrativa del director confieren a un guión plagado de tópicos, el aura de obra recurrente (maestra para qué andarnos con rodeos) dentro del fantástico, no es menos cierto que el film tiene algunos errores que desvirtúan un poco el resultado final; Bava comete algunos fallos de continuidad a lo largo del metraje, siendo sorprendente este hecho si tenemos en cuenta lo minucioso de su puesta en escena, este problema puede que venga motivado por un apresurado montaje o tal vez por la inexperiencia como director del propio Bava (hay que recordar que era su opera prima), sea como sea hay momentos enLa Máscara del Demonio que provocan un leve enrojecimiento en el espectador. De todas maneras este hecho no quita majestuosidad a la película, pues estos desajustes menores no son importantes para su desarrollo visual.
En el aspecto interpretativo poco se puede juzgar, el trabajo de los actores es justito, pero cumplen lo suficiente como para evitar situaciones demasiado ridículas. Pero si hay que destacar una presencia en el film esa es indiscutiblemente Barbara Steele, sin ser una actriz que destacara por unos registros interpretativos muy elevados, es indudable de que sí poseía ese don que viene de nacimiento, que no se puede aprender ni estudiar, que sale de dentro y deslumbra a la cámara, logrando que entre cámara, actriz y espectador se cree un vínculo más allá del papel o de la interpretación. Barbara Steele desprendía en su primer papel importante en la pantalla grande, magnetismo y carisma a partes iguales, su doble interpretación en la película es soberbio, tanto Asa como la virginal y melancólica Katja dan vida al argumento, centrando en la figura femenina el eje gracias al cual la película se desarrolla completamente; esa dualidad de la personalidad innata en ese sexo es explotada hábilmente, tanto la bruja como la princesa son bellas y ambas usan sus encantos, de diferente manera obviamente, para subyugar a los hombres que tienen a su alrededor. Esta dualidad se erige para crear, por un lado, la lujuria venenosa de Asa y por otro la dulzura de Katia, en el medio la superstición, la leyenda, la re-encarnación y el vampirismo, para desembocar en el horror y la muerte, un círculo vicioso que pulsa certeramente nuestros miedos más ancestrales.
Desde el mismo principio del film, Bava se encarga de poner las cosas en su sitio, utilizando unos recursos muy bien definidos, dibuja con la atmósfera, el ritmo y la acumulación de secuencias mórbidas o inquietantes las líneas maestras por donde quiere que la película se desarrolle; en ese sentido es excepcional el trabajo realizado, su soberbia fotografía en blanco y negro (muy difícil superar ese fabuloso contraste conseguido entre la luz y la oscuridad), al barroquismo de los decorados interiores ,claramente inspirados en el expresionismo y en las producciones de
Si la sorprendente técnica y manifiesta habilidad narrativa del director confieren a un guión plagado de tópicos, el aura de obra recurrente (maestra para qué andarnos con rodeos) dentro del fantástico, no es menos cierto que el film tiene algunos errores que desvirtúan un poco el resultado final; Bava comete algunos fallos de continuidad a lo largo del metraje, siendo sorprendente este hecho si tenemos en cuenta lo minucioso de su puesta en escena, este problema puede que venga motivado por un apresurado montaje o tal vez por la inexperiencia como director del propio Bava (hay que recordar que era su opera prima), sea como sea hay momentos en
En el aspecto interpretativo poco se puede juzgar, el trabajo de los actores es justito, pero cumplen lo suficiente como para evitar situaciones demasiado ridículas. Pero si hay que destacar una presencia en el film esa es indiscutiblemente Barbara Steele, sin ser una actriz que destacara por unos registros interpretativos muy elevados, es indudable de que sí poseía ese don que viene de nacimiento, que no se puede aprender ni estudiar, que sale de dentro y deslumbra a la cámara, logrando que entre cámara, actriz y espectador se cree un vínculo más allá del papel o de la interpretación. Barbara Steele desprendía en su primer papel importante en la pantalla grande, magnetismo y carisma a partes iguales, su doble interpretación en la película es soberbio, tanto Asa como la virginal y melancólica Katja dan vida al argumento, centrando en la figura femenina el eje gracias al cual la película se desarrolla completamente; esa dualidad de la personalidad innata en ese sexo es explotada hábilmente, tanto la bruja como la princesa son bellas y ambas usan sus encantos, de diferente manera obviamente, para subyugar a los hombres que tienen a su alrededor. Esta dualidad se erige para crear, por un lado, la lujuria venenosa de Asa y por otro la dulzura de Katia, en el medio la superstición, la leyenda, la re-encarnación y el vampirismo, para desembocar en el horror y la muerte, un círculo vicioso que pulsa certeramente nuestros miedos más ancestrales.
Como último apunte me gustaría señalar la impresionante música compuesta por Roberto Nicolosi para el montaje italiano del film, una banda sonora que se adapta, sin esfuerzo aparente, a las diferentes secuencias ideadas por el realizador, para de una manera sutil, acompañar tanto los momentos más melodramáticos como los momentos más tensos e inquietantes.
Conviene recordar que para la exhibición del film en Estados Unidos, no sólo se cambió el título por uno más neutro (Black Sunday), sino que el montaje fue alterado en diferentes secuencias, así mismo la banda sonora fue sustituida por una compuesta por el gran Les Baxter; como es obvio yo recomiendo visionar la obra tal y como fue ideada, por lo que la versión editada en nuestro país cumple perfectamente con la premisa.
Bueno poco más, La Máscara del Demonio se erige como una obra maestra del cine gótico, una obra única que hace realidad eso de “La perfección de lo imperfecto” y que demuestra cómo la pasión y artesanía puede unirse al talento, para regalarnos obras sin fecha de caducidad.
Saludos amigos/as, hasta mañana.
FICHA TÉCNICA
Año: 1960 / Director: Mario Bava / Productor: Samuel Z. Arkoff (versión USA), Massimo De Rita, Lou Rusoff (versión USA) / Guión: Ennio De Concini, Mario Serandrei, Marcello Coscia, Mario Bava / Fotografía: Mario Bava, Ubaldo Terzano / Música: Les Baxter (versión USA), Roberto Nicolosi / Edición: Mario Serandrei / FX: Eugenio Bava, Mario Bava / País: Italia / Duración: 87m. / Formato: 35mm / Proporción: 1.66: 1 / Blanco y Negro
FICHA ARTÍSTICA
Barbara Steele, John Richardson, Andrea Checchi, Ivo Garrani, Arturo Dominici, Enrico Olivieri, Antonio Pierfederici, Tino Bianchi, Clara Bindi, Mario Passante, Renato Terra, Germana Dominici
Año: 1960 / Director: Mario Bava / Productor: Samuel Z. Arkoff (versión USA), Massimo De Rita, Lou Rusoff (versión USA) / Guión: Ennio De Concini, Mario Serandrei, Marcello Coscia, Mario Bava / Fotografía: Mario Bava, Ubaldo Terzano / Música: Les Baxter (versión USA), Roberto Nicolosi / Edición: Mario Serandrei / FX: Eugenio Bava, Mario Bava / País: Italia / Duración: 87m. / Formato: 35mm / Proporción: 1.66: 1 / Blanco y Negro
FICHA ARTÍSTICA
Barbara Steele, John Richardson, Andrea Checchi, Ivo Garrani, Arturo Dominici, Enrico Olivieri, Antonio Pierfederici, Tino Bianchi, Clara Bindi, Mario Passante, Renato Terra, Germana Dominici