No es fácil escribir sobre esta adaptación cinematográfica de la excelente novela del escritor belga Jean Ray. Como cualquier propuesta que se salga de los cánones normales, Malpertuis, crea un universo propio y particular que no es del gusto de todos los aficionados, como es normal las opiniones vertidas sobre ella tienen su hábitat en los extremos más alejados, para unos es una obra maestra, para otros una bazofia de proporciones épicas; lo cierto es que no deja indiferente a nadie y por ese motivo ha sido maltratada y ninguneada durante bastantes años.
El film nos cuenta la siguiente historia:
Un barco llega a una pequeña ciudad holandesa, Jan (Mathieu Carrière), embarcado como marinero en el navío, decide buscar la casa donde nació, sin embargo pronto descubre que la casa fue demolida años atrás. Poco después descubre a lo lejos una figura femenina que le recuerda a su hermana Nancy (Susan Hampshire) y decide seguirla, la persecución acaba en un extraño burdel donde se desencadena una brutal pelea, en la que toma parte, y como consecuencia de un golpe pierde el conocimiento. Al despertarse, se encuentra en el interior de Malpertuis, una mansión dominada de forma despótica por su tío Cassavius (Orson Welles), que, gravemente enfermo, se encuentra a las puertas de la muerte. Poco antes de fallecer Cassavius convoca a toda la familia que vive entre los muros de la casa, comunicándoles que si quieren su parte de la fortuna, deben vivir recluidos en la casa hasta que sólo uno de ellos quede vivo.
El film fue dirigido por el realizador de origen belga Harry Kümel, recién salido del rodaje de El rojo en los labios (Les lévres rouges aka Daughters of darkness, 1971), una singular película sobre el tema del vampirismo, afrontó casi sin tiempo para respirar el difícil reto de llevar Malpertuis a la pantalla grande; cualquiera que conozca la novela comprenderá la dificultad de esta adaptación, la estructura narrativa de la misma y la singularidad de la propuesta no ofrecen un camino claro, con lo cual el trabajo de todo el equipo involucrado en la producción no fue nada sencillo.
Ya desde los primeros minutos el film presenta un claro componente onírico, no en vano Kümel es un experto creador de densas atmósferas, la ciudad aparece distorsionada con una ambientación sucia, decadente y sombría que contrasta con el estallido de color de la escena del burdel, los personajes son exagerados y las interpretaciones algo teatralizadas; todo ello advierte al espectador de que se encuentra ante un producto único, que antepone las sensaciones y sacude con guante de seda la realidad, para introducirnos en un sueño circular donde nada es lo que parece. El film pronto encuentra su estado natural, la mansión, su dueño y los peculiares personajes que por ella pululan, se erigen en la primera mitad del film, como los principales elementos narrativos, y el realizador se entretiene en explorar todos los recovecos y situaciones para dotar, todavía más, de un aura irreal a todo el conjunto. La presentación de Cassavius, bramando como un ogro desde sus aposentos pidiendo comida, y la sucesión de flashes que nos enseñan los múltiples recovecos y la disposición laberíntica de la mansión, forma y desarrolla un escenario perfecto para el resto de película. La casa tiene un peso específico en la película, y se convierte rápidamente en el eje principal de los acontecimientos, un personaje importante dentro del argumento principal. La casa respira y repele, asumiendo su función de receptáculo y a la vez de prisión, escondiendo secretos y arropando conjuras entre sus lúgubres pasillos.
A partir de ese momento la historia tiene más dinamismo, pero paralelamente también adquiere mucha más incoherencia, dando la impresión de que Kümel no sabía bien qué camino adoptar y, por momentos, la desorientación del realizador cala también en el espectador. La reclusión obligada de todos los personajes, permite que el protagonista explore toda la mansión, encontrando en su periplo más incógnitas que respuestas a sus preguntas, la sucesión de turbios personajes y la cada vez más ostensible sensación de locura y muerte no tiene un estallido digno de tanta planificación, diluyéndose en la parte final del film debido, en buena parte, a los intentos de dotar a la historia de algo de estabilidad, siendo el compendio de lo escrito la sucesión de sueños entrelazados que lleva a la resolución de la historia.
Mención especial merece la actuación de Susan Hampshire, que interpreta a tres personajes distintos a lo largo de la película, y, cómo no, la siempre impactante presencia de Orson Wells, que a pesar de aparecer pocos minutos en la película, consigue que su aura permanezca inalterable durante todo el metraje.
Malpertuis es una película extraña, que necesita de la paciencia y complicidad del aficionado para ser visionada; su aura de irrealidad y locura, sus referencias a la mitología griega, su desconcertante montaje, sus múltiples incoherencias y sus innumerables y diferentes estratos de lectura o comprensión, componen un global apetecible pero de difícil asimilación. De notable alto, según mi humilde opinión, es sin embargo una joya cinematográfica que debe ser asimilada en pequeñas dosis, pues no siempre se tienen las ganas y el ánimo para embarcarse y sumergirse en semejante propuesta.
Ficha Técnica
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Año: 1971 / Director: Harry Kümel / Productor: Paul Laffargue, Ritta Laffargue, Pierre Levie / Guión: Jean Ferry / Fotografía: Gerry Fisher / Música: Georges Delerue / Maquillaje: John O’Gorman, Claudine Thyrion, Odette Van Der Greyn / FX: Michel Bernard, Jean Pecriaux / País: Bélgica, Francia, Alemania / Duración: 125m. / Formato: 35mm / Títulos alternativos: The legend of doom house / Color
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Ficha Artística
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Orson Wells, Susan Hampshire, Michel Bouquet, Mathieu Carrière, Jean-Pierre Cassel, Daniel Pilon, Walter Rilla, Dora van der Groen, Charles Janssens, Sylvie Vartan, Jet Naessens, Cara Van Wersch, Jenny Van Santvoort, Fanny Winkler, Robert Lussac, Edouard Ravais, Gella Allaert, Hugo Dellas, Cyriel Van Gent, Mariette Van Arkkels, Rosemarie Bergmans, Marc Didden, Ward de Ravet, Johan Troch, Johnny Hallyday.
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