Dr. Cyclops es la película que hoy ocupa el post de El Terror Tiene Forma. A pesar de ser un film con una nula distribución en nuestro país, de tener un guión superficial plagado de incongruencias y de poder presumir de tener no pocos fallos en su concepto global, la singularidad de la propuesta junto a diferentes elementos, tanto artísticos como técnicos, justifican el dedicarle unas pocas líneas, y es que la película, en si misma y por encima de otra consideración, es una obra muy entretenida que se nutre de influencias tan dispares como Muñecos infernales (The devil dolls, 1936, Tod Browning) o La novia de Frankenstein (The bride of Frankenstein, 1935, James Whale) para anticipar la que sería una de la obras cumbre dentro de cine fantástico de todos los tiempos, me estoy refiriendo a El increíble hombre menguante (The incredible shrinking man, 1957, Jack Arnold). ¿Cual es el nexo de unión entre estas producciones? pues muy sencillo la miniaturización tanto de animales como seres humanos y la consiguiente lucha por la supervivencia en un entorno extraño y dislocado; elementos perfectos para un caldo de cultivo de pócimas con “mad doctors” dementes, experimentos alucinógenos y la ansiedad por emular a dios, creando sus propias reglas para lograr ser un omnipresente y poderoso creador de vida, decadente y caprichoso ha partes iguales.
El argumento de Dr. Cyclops es bastante sencillo: una fascinante secuencia inicial nos presenta al brillante, también terrorífico, biólogo A. Thorkel inmerso en un extraño experimento basado en la utilización de la radiactividad, cuando su socio pone en duda la moralidad de semejante actividad, Thorkel no duda en eliminarlo. Un par de años después Thorkel reclama la ayuda de un grupo de científicos, ya que tiene problemas con su salud ocular, para que le ayuden a resolver un problema que tiene en punto muerto la progresión del experimento. Una vez solucionado el problema, los científicos son invitados a abandonar el lugar, pero su curiosidad los lleva a descubrir las verdaderas intenciones del biólogo, consecuentemente, a partir de ese momento sus vidas están en peligro, pues se convierten en las forzadas cobayas del demente doctor.
Producida por Merian C. Cooper y dirigida por Ernest B. Schoedsack, dúo que ya había dejado para la posteridad clásicos de la talla de King Kong (1933) o la increíble El malvado Zaroff (The most dangerous game, 1932), el Dr. Cyclops se presenta como una película menor, comparada con las anteriormente mencionadas, que sin embargo brilla con luz propia ofreciendo una buena muestra de pericia técnica, asombrosos efectos tratándose de un film realizado en el 1940, y una dirección artística que, sobreponiéndose a un débil guión, resalta por su ajustado ritmo y una excelente puesta en escena. Cierto es que Schoedsack no se preocupa más que de ofrecer un potente y entretenido espectáculo, regateando la profundidad en los personajes o las implicaciones morales y éticas de los experimentos, no hay que olvidar que esta producción es sumamente deudora de su época, donde el publico potencial se hallaba inmerso en la Gran Depresión económica que azoto a los estados unidos durante los años 30 hasta principios de los cuarenta, este público necesitaba productos que le ayudaran a evadirse de la terrible realidad que los rodeaba, y el mundo del cine, aún en pañales, junto con las publicaciones baratas (pulp) eran los vehículos ideales para este menester; estamos hablando de unos años en que los que la industria cinematográfica todavía mantenía intacto el poder de transportar y asombrar al espectador, embarcándolo en historias y aventuras exóticas en un ejercicio de brillante entretenimiento.
El eje principal de la película es sin ningún tipo de dudas el villano al cual da vida Albert Dekker, alrededor de sus experimentos y torpe, pero inquietante, figura, el resto de protagonistas (repito, sin demasiada profundidad) se convierten en comparsas para un festín de efectos visuales y situaciones extremas, enfrentándose, primero, a su traumática miniaturización y después a los desafíos del entorno natural, así pues los ataques de un gato, un cocodrilo y la persecución a la cual los somete el demente doctor, pondrán a prueba su capacidad y su ingenio para sobrevivir a semejante situación. De lo anteriormente escrito se desprende que la película es, ante todo, una película de aventuras con elementos de ciencia ficción y algún leve toque de terror y suspense. Es obvio mencionar la importancia de los decorados y los efectos visuales, todos ellos perfectos, ya que son un elemento imprescindible para que la película tuviera un aire creíble e impactante. También conviene destacar la utilización del color, el film esta rodado en Technicolor, siendo su paleta cromática realmente espectacular e importante para la historia. Un estallido de color realmente apabullante.
La mayor traba del film, y culpable de la catalogación de película menor que ostenta, es sin lugar a dudas el guión. Desarrollado por Tom Kilpatrick el libreto hace aguas por todas partes, la premisa inicial y su posterior desarrollo son demasiado tibias, buscando más la efectividad que la coherencia narrativa, por este motivo situaciones como la extrema facilidad de los científicos en descubrir el fallo en las investigaciones del biólogo (se resuelve en menos de dos minutos) o la incomprensible teoría que revierte la miniaturización de los protagonistas devolviéndoles su tamaño natural, son ejemplos claros y concisos de la poca imaginación para resolver las situaciones expuestas.
En definitiva, Dr. Cyclops es una pequeña joya que salva sus deficiencias en el guión gracias a la labor del realizador y la desbordante imaginación de su puesta en escena. Una película fácilmente recomendable para cualquier aficionado al fantástico que guste de disfrutar de las demencias de un “mad doctor” realmente memorable y que no le haga ascos a un estilo de cine basado más en el entretenimiento que en la seriedad de sus arcos argumentales. Para mí, su visionado ha supuesto una gozada de principio a fin y, por momentos, me ha llenado la mente con la vieja magia del cine: puro espectáculo, sin más pretensiones.
Un saludo amigos/as de El Terror Tiene Forma.
Ficha Técnica
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Año: 1940 / Director: Ernest B. Schoedsack / Productor: Dale Van Every, Merian C. Cooper / Guión: Tom Kilpatrick / Fotografía: Henry Sharp / Música: Gerard Carbonara, Albert Hay Malotte, Ernst Toch / Dirección Artística: Hans Dreier, A. Earl Hedrick, Robert Odell / Departamento Artístico: A.E. Freudeman, Henri Jaffa, Natalie Kalmus / Efectos Visuales: Farciot Edouart, W. Wallace Kelley, Jan Domela, Gordon Jennings, Paul K. Lerpae / País: USA / Duración: 77' / Formato: 35mm / Proporción: 1.37: 1 / Color
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Ficha Artística
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Albert Dekker, Thomas Coley, Janice Logan, Charles Halton, Victor Kilian, Frank Yaconelli, Paul Fix, Frank Reicher, Billy Wilkerson
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