Virginia (Jenny Wright) trabaja en una tienda de libros de segunda mano y en sus ratos libres asiste a clases de interpretación teatral. Otra de sus aficiones es la lectura de novelas pulp de terror. Su última adquisición, escrita por Malcom Brand, ha logrado interesarla tanto que busca desesperadamente su otra novela publicada titulada I, Madman. Al día siguiente intenta encontrarla entre las existencias de la librería donde trabaja, con resultado infructuoso. Sin embargo, al llegar por la noche a su casa encuentra, apoyado en la puerta de entrada, un pequeño paquete que contiene la novela. Sin más demora, empieza su lectura, descubriendo asombrada que la historia no es ficticia y que el protagonista parece que puede traspasar la frontera entre la imaginación y la realidad sin ningún tipo de problema, recreando los asesinatos narrados en la novela en el entorno de la chica. A partir de ese momento Virginia tendrá que luchar para salvar su cordura y… su vida.
Curioso éste experimento que dirigió Tibor Takács en el año 1989. Una mezcla de estilos que bebe de fuentes inspiradoras tan dispares como las películas de presupuesto ajustado de los años ’50 (mad doctors e imaginativos monstruos animados con stop motion), como del gore tan popular en los ochenta añadiendo a la salsa algo de terror psicológico y suspense claro / oscuro. No voy a decir que ésta combinación tan extraña le saliera redonda al amigo, pero sí que se puede decir, que el producto resultante raya a gran nivel y tiene elementos bastante interesantes que justifican el visionado del film.
Vayamos por partes, el film juega, durante casi todo su metraje, con una atmósfera siniestra y amenazante que favorece mucho al film, hay juegos de luces y sombras como homenaje a los recursos utilizados en el cine mudo; las primeras apariciones del asesino y su extraña vestimenta, parecen pensadas para recordar al espectador los personajes que Vincent Price recreaba con total maestría (seguro que sabéis a que personajes me estoy refiriendo); los asesinatos y la falta de motivación de los mismos son un trámite neutro para llegar al final de la película, resultando, curiosamente, un beneficio considerable para el ritmo narrativo; la dirección es consecuente con las intenciones del producto, aunque no es brillante (difícil tratándose de éste director) sí que es efectiva y consigue retener la atención del espectador, por lo que se convierte en algo ágil y dinámico que no aburre en ningún momento.
Por otro lado la simpleza del guión, o la ausencia de complejidad y profundidad del mismo, dan un aire muy de cómic a la producción, los diferentes momentos o secuencias narrados están estructurados como viñetas, que contienen y explican sólo lo necesario para el desarrollo del momento, alejándose de artificios innecesarios y de escenas alargadas hasta la saciedad, cosa que yo agradezco, pues no hay nada peor para una película de estas características que su director pretenda alargar y alargar lo que se puede explicar en 90 minutos mal contados. En último lugar me gustaría comentar la interpretación de los actores que, sin resaltar, sí que aportan un trabajo suficientemente sólido para la propuesta que tenemos delante. Mención aparte merecen Jenny Wright (Viajeros de la Noche / Near Dark) y el actor y especialista en efectos visuales Randall William Cook, que con su doble papel interpretando al Dk. Kessler y a Malcolm Brand, consigue un personaje muy amenazador y terrorífico, que eleva varios grados el nivel de la película. Para los detallistas diré que Randall tiene una carrera como especialista en efectos visuales digna de consideración, ha estado involucrado en películas como La cosa (The thing, 1982), La serpiente voladora (Q, 1982) o más recientemente la trilogía de El señor de los anillos entre otras muchas.
En el apartado de los efectos visuales y especiales, nada que decir, típicos de esos años y de la falta de presupuesto, para mí ningún problema, me lo sigo pasando teta con éste tipo de efectos, por lo tanto notable alto en este tema.
Este film me recuerda muchas películas de la época, pero en concreto la que no me quito de la cabeza es Pacto de Sangre. Ambas comparten ese aire tan ochentero, a medio camino entre la profesionalidad y la diversión, exhibiendo orgullosas una total y absoluta falta de prejuicios y logrando con esta concepción de cine tan particular crear unas películas divertidas, originales y muy entretenidas, que han pasado como una marca de fábrica única e irrepetible a la historia del cine de terror. Los años ochenta son muy aprovechables para el género fantástico y de terror. Films como los mencionados están ahí para recordárnoslo.
Por lo anteriormente explicado, creo que queda bastante claro, que Lecturas Diabólicas es un film al cual hay que enfrentarse sin prejuicios de ningún tipo y, sobre todo, sin buscarle los tres pies al gato, la única premisa que hay que tener en mente es la de pasárselo bien, celebrar las barrabasadas del psicópata y disfrutar como un enano con el monstruito sacado directamente de otras épocas.
Entretenida, atmosférica, terrorífica y encima con un pedazo de psicópata brutal
¿Alguien da más?
Un saludo amigos/as
Podéis ver el tráiler en nuestro canal de Youtube: I Madman (Lecturas Diabólicas)
Podéis ver el tráiler en nuestro canal de Youtube: I Madman (Lecturas Diabólicas)
Ficha Técnica
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Año: 1989 / Director: Tibor Takács / Productor: Rafael Eisenman, Paul Mason, Helen Szabo / Guión: David Chaskin / Música: Michael Hoening / Fotografía: Bryan England / Maquillaje: Randall William Cook / FX: Frank Ceglia / E. Visuales: Randall William Cook, Jim Aupperle / País: USA / Duración: 89m. / Formato: 35mm / Proporción: 1.85: 1 / Color
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Ficha Artística
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Jenny Wright, Clayton Rohner, Randall William Cook, Stephanie Hodge, Michelle Jordan, Vance Valencia, Mary Baldwin, Raf Nazario, Bob Frank, Bruce Wagner, Kevin Best, Steven Memel, Vincent Lucchesi, Murray Rubin, Tom Badal, Roger La Page, Nelson Welch, James Quincey Hendrick
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