"El sonido de la muerte es una buena y sorprendente película"
Sigo bastante liado por lo que he decidido recuperar un artículo publicado hace unos años, por supuesto se ha corregido y aumentado, espero que os guste.Hace poco tiempo he tenido la ocasión de volver a visionar ésta curiosa y extraña película del año 1965 y la sensación que he tenido no desmerece para nada el recuerdo que guardaba en mi memoria. El fantástico en nuestro país, sobre todo en los años 60 y 70, siempre fue pródigo y lleno de gratificantes hallazgos para el buen aficionado al género. Curiosamente, la repercusión económica de este tipo de producciones fue en su gran mayoría muy buena, pero la valoración artística de estos trabajos fue ninguneada y menospreciada durante muchos años (sobre todo en nuestro país), por suerte las nuevas hornadas de aficionados y la facilidad (gracias a las ediciones en DVD y otros formatos) para recuperar buena parte de los títulos y poder disfrutarlos sin problemas, ha supuesto un resurgimiento (merecido) y una nueva valoración (más que merecida) de las virtudes (y también defectos) de esas producciones.
Directores como Carlos Aured, Jacinto Molina, Amando de Ossorio, Leon Klymovski, Jorge Grau o, el que hoy nos ocupa, José Antonio Nieves Conde, se convirtieron en artesanos y creadores de una rica, fértil e imaginativa cosecha de terrores autóctonos.
Ambientada en un lugar remoto de Grecia, El Sonido de la muerte nos narra la búsqueda por parte del Dr. Andre (Antonio Casas) ayudado por su sobrina Maria (Soledad Miranda) y por Stravos (Francisco Piquer) de un tesoro arqueológico de incalculable valor. Ayudados por un trozo de plano, Andre y sus compañeros exploran concienzudamente una gruta sobre la cual pesa una antigua maldición, en las investigaciones encuentran una especie de huevo petrificado y se lo llevan para estudiarlo, sin darse cuenta de que otro objeto igual queda abandonado en la cueva. Burlándose de las advertencias de Calíope (Lola Gaos) que les avisa de los peligros de la excavación continúan su trabajo sin recompensa ninguna.
Dos meses después llegan al remoto lugar Asilov (James Phillibroock), Dorman (José Bódalo), la novia de Asilov, Sofía (Ingrid Pitt) y Pete (Arturo Fernández), chofer de la expedición. Andre, los recibe entusiasmado pues traen consigo el trozo de plano que le faltaba, en el que figura el emplazamiento del tesoro. Dispuestos a todo, reanudan las exploraciones y pronto encuentran el lugar correcto, pero el ataque de un monstruo invisible, que destroza a Stravos, convierte la búsqueda en una lucha por sobrevivir al acoso del extraño ser.
Como podéis ver el guión no es que luzca por su originalidad, no deja de ser una imitación de las monsters movies americanas, pero la puesta en escena de la misma si que tiene luz propia. Nieves Conde y su equipo realizan una meritoria y eficaz labor, logrando que el escaso presupuesto se olvide fácilmente y el espectador se integre rápidamente en la trama presentada.
Existen varios detalles en la producción que me gustaría destacar. En primer lugar la atmosfera y la sensación de opresión que se respira, la acción se desarrolla (en gran medida) en dos únicos escenarios (la cueva y la casa), éste recurso para solventar el poco presupuesto se convierte en una de las principales bazas para lograr la tensión necesaria durante todo el metraje. En segundo lugar la recreación del monstruo me parece uno de los mejores recursos, el realizador se decanta (supongo que por la misma razón anterior: el presupuesto) por no mostrar al ser en ningún momento (apenas es vislumbrado un par de veces), por lo tanto el sonido es la única
arma para crear la tensión necesaria, de esta manera las apariciones del ser se anuncian por unos horribles aullidos que aterrorizan a las víctimas y las convierten en presas fáciles para sus afiladas garras; sugerir más que mostrar es un recurso muy loable y en éste caso un acierto en toda regla, pues seguramente si hubieran mostrado al extraño ser el resultado hubiera sido bastante risible. En tercer y último lugar me gustaría comentar el buen trabajo de los actores, a pesar de que en algunos momentos la actuación es un poco teatral (defecto muy enquistado en nuestro cine), el resultado final es bastante creíble; la presencia de Ingrid Pitt (en su primera aparición cinematográfica) y de Soledad Miranda (musa poco después para Jesús Franco) queda eclipsado por la actuación de Lola Gaos que, como siempre, ofrece un nivel de actuación bastante por encima de la media habitual. Arturo Fernández, José Bódalo, Antonio Casas y Francisco Piquer cumplen sin demasiadas estridencias y no enturbian el desarrollo de la película.
arma para crear la tensión necesaria, de esta manera las apariciones del ser se anuncian por unos horribles aullidos que aterrorizan a las víctimas y las convierten en presas fáciles para sus afiladas garras; sugerir más que mostrar es un recurso muy loable y en éste caso un acierto en toda regla, pues seguramente si hubieran mostrado al extraño ser el resultado hubiera sido bastante risible. En tercer y último lugar me gustaría comentar el buen trabajo de los actores, a pesar de que en algunos momentos la actuación es un poco teatral (defecto muy enquistado en nuestro cine), el resultado final es bastante creíble; la presencia de Ingrid Pitt (en su primera aparición cinematográfica) y de Soledad Miranda (musa poco después para Jesús Franco) queda eclipsado por la actuación de Lola Gaos que, como siempre, ofrece un nivel de actuación bastante por encima de la media habitual. Arturo Fernández, José Bódalo, Antonio Casas y Francisco Piquer cumplen sin demasiadas estridencias y no enturbian el desarrollo de la película.
En el apartado de efectos visuales y especiales destaca la gran imaginación usada, utilizando trucos visuales y transparencias consiguen crear la ilusión necesaria para el correcto devenir de la película, un trabajo de expertos artesanos del cine resuelto con gran maestría.
El sonido de la muerte tuvo en su distribución internacional diferentes títulos, siendo conocida también como El sonido prehistórico, Sound from a million years ago, Sound of death o Prigioneri dell’orrore.
Bueno, conclusión final, El sonido de la muerte es una buena y sorprendente película, deja un regusto dulce en el paladar y abre el apetito para seguir buscando y degustando todas las pequeñas joyas olvidadas de nuestro cine fantástico. Una buena elección para pasar una lluviosa tarde de invierno, sin ninguna duda.
Saludos prehistóricos.